40 años de La Rana Sabia

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Ilustraci贸n de portada: Fernando Moncayo


Pontificia Universidad Cat贸lica del Ecuador

40 La RanaSabia a帽os de

Del 14 de diciembre de 2013 al 1 de marzo de 2014 Centro Cultural de la Pontificia Universidad Cat贸lica del Ecuador


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Dr. Manuel Corrales Pascual, S.J. Rector Ing. Pablo Iturralde Vicerrector Lcdo. José Nevado de la Torre, S.J. Director del Centro Cultural PUCE Gaby Costa Ullauri Coordinadora del Centro Cultural PUCE Claudia Monsalve Fernando Moncayo Centro Cultural La Rana Sabia Equipo Centro Cultural PUCE Equipo Centro Cultural La Rana Sabia Coordinación y montaje Freddy Coello Diseño y fotografía Christoph Hirtz Fotografías páginas 62 y 66 Artes Gráficas Silva Impresión Quito, 2013-2014


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Contenido 5 6 9 12 15 16 19 20 23 24 29 30 33 34 37 38 41 42 45

Presentación Los títeres están vivos. La Rana Sabia Tejedores de sueños, tejedores de historias La sabiduría de una rana La Rana Sabia: una vida dedicada a los títeres El Centro Cultural Las obras La Rana Rabia encuentra un tesoro Ese oficio sí me gusta Los hijos del viento De Patialsuelo a Paticalzado Azul azulado va todo pintado Cuéntame un cuento Cuentos de la memoria de Juan Matías Ilaló Juanito y los fantasmas Doña Filomena pierde su diadema Aventuras del rey Hermosillo el del calzoncillo amarillo Las aventuras de Pastorín La cueva de los ratones Teja la coneja El león y el ratón

Otras muy queridas Los ángeles traviesos El barrio de Sal si puedes Aventuras y desventuras de la rana marsupial La cigarra y la hormiga La ronda redonda 57 El quinde, el fuego y el gigante 58 La vaca loca 46 49 50 54

Obras para jóvenes y adultos 61 Historia de la memoria perdida 64 1822 Crónica subyugante de una batalla La cándida historia de la caperuza colorada y el bondadoso lobo 65 Quito un sueño libertario 68 Roberto el diablo en tierras americanas

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Títeres construidos para campañas Sacachispas Sacaponchos El gallo Sancocho Así comienza la corrupción Tras de Maya la guacamaya

Espectáculos callejeros 81 Juguemos con los ranos Can can el canguro Pinocho malherido Shorty Malone y chicato Fiestas populares Payasería Ayaumas Colección de la Rana Sabia 82 Afiches Muñequería de trapo 83 Caretas populares Mamolengos del Brasil 84 Marionetas de Pakistán Marionetas populares de México Pupis sicilianos 85 Títeres de sombra y tridimensionales javaneses Títeres de Birmania Títeres de Tailandia Títeres de Nepal Títeres de China Videos 86 La esquina de mi barrio 87 La guerra de Concha 88 Leyendas indígenas Campañas para educación y salud Evitemos el cólera Pensando y reflexionando alrededor de los títeres 91 Títeres con alma andina 95 Claudia Monsalve: la vida consiste en divertirse


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Los títeres están vivos La Rana Sabia

José Nevado de la Torre, S.J. Director del Centro Cultural de la PUCE

Los títeres son muy viejos. Hay ejemplos arqueológicos de que existieron en Egipto, unos 2.000 años antes de Cristo, con el uso de figuras de madera manipulables con una cuerda. Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana, publicado en 1611, da una definición muy descriptiva de los títeres de su tiempo. Poco después, Miguel de Cervantes, dedica los capítulos 25 y 26 de la Segunda Parte del Ingenioso Cavallero Don Quixote de la Mancha, publicada en 1615, a la graciosa aventura del titerero. Manuel de Falla compuso en 1923 El retablo de Maese Pedro. En 1930, Federico García Lorca escribió el Retablillo de Don Cristóbal para los populares títeres de cachiporra. Hasta nosotros ha llegado esa antigua, larga, hermosa y divertida tradición. La tenemos viva en La rana sabia, que estos meses se presenta en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Los títeres son muy viejos, pero los títeres están vivos. Esos muñecos, movidos por sabias manos, tienen vida, hacen vivir. Observemos

las miradas brillantes y los gritos de júbilo o de espanto de los niños que los contemplan, o las carcajadas y los aplausos de las personas mayores que siguen la representación. Ojalá que no lleguen, ni los niños ni los mayores, al extremo de locura de Don Quijote, que confundió el teatro con la realidad, las figurillas de pasta con Don Gaiferos, Melisendra, el emperador Carlomagno y los moros que ellas representaban. Y, diciendo y haciendo, desenvainó la espada y de un brinco se puso junto al retablo, y con acelerada y nunca vista furia comenzó a llover cuchilladas sobre la titerera morisma, derribando a unos, descabezando a otros, estropeando a este, destrozando a aquel, y, entre otros muchos, tiró un altibajo tal, que si maese Pedro no se abaja, se encoge y se agazapa, le cercenara la cabeza con más facilidad que si fuera hecha de masa de mazapán. (Quijote, parte II, capítulo 26). No dejó títere con cabeza. Aquí queremos que los títeres y los que los manejan conserven las cabezas en su sitio y en buenas condiciones para hacernos pensar, sentir y divertir. Quito, enero 2014

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Tejedores de sueños, tejedores de historias

Gaby Costa Ullauri Coordinadora del Centro Cultural PUCE, Quito 2014

Cada pieza teatral y cada personaje de la Rana Sabia, son únicos. Estos personajes que con cada puesta en escena cobran vida, nos hacen reír, pensar y reflexionar. Estos personajes, a lo largo de estos cuarenta años se han vuelto emblemáticos y se han quedado en nuestra memoria y nuestro corazón. Cómo olvidar a la Rana sabía que encuentra el agua dulce y es su gran tesoro y la gran lección que esta da al ambicioso Ambrosio el gruñón, que busca lo que para él es su tesoro: oro, sólo oro. Para recordar siempre, a los Hijos del viento, cuatro historias que se complementan entre la imagen y la poesía, con sus personajes como: la oveja, la pastora, la vaca loca, los hijos del Chimborazo, el cóndor y la poesía con sus historias de vida, contadas por la tejedora de sueños, que hila, hila y no deja de hilar, letra con letra, palabra con palabra, sueños y más sueños. Pasiflorino Gutapercho y melocotones y su esposa la gran duquesa, personajes presentados de una manera desenfadada y

que pintan y pintan todo su pueblo de azul azulado para ascender socialmente, pero, han perdido su propio yo, han perdido su esencia. Cómo olvidar a personajes tan sabios, hábiles y tan generosos como el carpintero Martín Clavo Martillo, la costurera Delia dedal, el médico Alo Alópata o el fiel sirviente Clodomiro, o a Juan Matías Ilaló y mamá Chilca que, guardan en su memoria tantas leyendas, o al inquieto Maqueño, ansioso por aprender con cuentos y cuentos y más leyendas. Tantos personajes salidos de fábulas clásicas como: el pastor mentiroso, el lobo vestido de oveja, la cigarra y la hormiga o el león y el ratón que, en sus teatrinos han escenificado y enseñado grandes lecciones de vida, a miles de niños. Tantos y tantos personajes, tantas y tantas historias que han rescatado nuestra identidad, leyendas y realidades de nuestra cotidianidad, así como, importantes campañas educativas que nuestro país requiere, se lo debemos, a los multifacéticos Claudia y Fernando, tejedores de sueños, tejedores de historias.


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La sabiduría de una rana

Rut Román

Cuando uno es niño vive en un mundo de gigantes y no tiene poder, ha dicho Margaret Atwood. Si por poder se entiende la capacidad de incidir sobre el ambiente, modificarlo, influenciarlo para el adelanto de los propios intereses. El niño, aturdido en el contraste entre su impulso pasional y su regulado entorno, no logra articular su drama interior; el drama contrastante entre la crudeza de sus pasiones: ira, envidia, odio, o deseo salvaje y la impuesta imagen del niño como sujeto de felicidad despreocupada. Imposibilitado de articular la fuerza de su interior, chilla, zapatea y hace rabieta recibiendo a cambio la pedagógica indiferencia de sus adultos; el inevitable regaño; o, en el mejor de los casos, la caricia que consigue sumisión. Todas estas respuestas del mundo adulto se dirigen a domesticar la pasión infantil para que -una vez refrenado- el niño ingrese en el mundo al que ha terminado por someterse. El juego, la naturaleza y las narrativas ofrecen al niño una vía otra para ingresar al mundo, sin por eso extinguir su pasión. Siempre y cuando esos juegos e historias para niños sean verdaderamente para niños y no instrumentos adultos para aplacar niños.

¿Dónde estriba la diferencia? La mejor manera de responder a esa pregunta es asistir a una puesta en escena de La Rana Sabia, compañía de títeres que ha recorrido nuestro país y el mundo representando al Ecuador durante los últimos cuarenta años. Fernando Moncayo, antropólogo, historiador del arte, politólogo y dramaturgo–de los que no necesitan títulos para probarlo- escribe desde hace cuatro décadas historias irónicas en las que se evidencia la profunda escisión entre el deber ser que la cultura impone y el empecinado afán por la disidencia, la libertad y la felicidad que guardamos todos como especie; sus personajes, enfrentados a las vicisitudes de una modernidad racionalista hasta la estupidez, responden con rebeldía, sarcasmo y aún violencia, si hace falta; pero siempre ensortijando su acontecer con el humor sesgado que la tensión resuelve. La representación de esta complejidad textual halla su perfecta conjunción en el talento plástico y mecánico de las escenografías, muñecos y mundos en movimiento que ha creado Claudia Monsalve –artista plástica, inventora, titiritera y dramaturga- quien con imbatible energía y creatividad da cuerpo y concreción a los personajes y mundos que con Fernando han creado.

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El público de La Rana Sabia va ya por varias generaciones de niños que encuentran, fascinados y aliviados, la escenificación de su drama interno en el marco del titiriteatro. Ahí descubren que ellos no son los únicos “monstruos” que no entienden la arbitrariedad de las normas, ni las condiciones absurdas de una lógica que los excluye. Viven su primer encuentro con el arte, en los términos en que las obras de La Rana Sabia, con sencillez y profundidad, escenifican aquello que el espectador niño no logra articular, pero reconoce como propio. Esos títeres con sus historias viven, como él, el desconcierto y la confusión, pero logran dar respuesta a ese mundo habitado por gigantes a los que aman pero ya no temen. Esa es la gran diferencia entre los productos para amansar niños que pretenden estandarizar, disciplinar y enrumbar al niño en una vida acrítica y normalizada; y los verdaderos objetos de arte para personas muy jóvenes, personas ahítas de preguntas validas; lúcidos e incorruptos, valientes e infatigables; personas semejantes a Fernando y Claudia. ¡Feliz cumpleaños Rana Sabia!


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La Rana Sabia: una vida dedicada a los títeres La Rana Sabia nació en noviembre de 1973. Inquieta y con ganas de dar la vuelta al mundo, ha llevado de la mano a Claudia Monsalve y Fernando Moncayo, creadores del grupo, incansables fabricantes de historias que cautivan a grandes y chicos. En una ininterrumpida actividad, durante cuarenta años, el grupo de títeres La Rana Sabia han creado más de treinta espectáculos, con los que ha recorrido ciudades y pueblos alejados, parques, teatros y calles, campos y estadios de todas las provincias del país.

La Corporación ha dado asesoría y organizado diferentes proyectos, creando instrumentos metodológicos a través del arte, para: UNICEF, Ministerio de Educación, Municipio de Quito, FODERUMA (Fondo de Desarrollo Rural Marginal), Programa del Muchacho Trabajador del Ecuador, Secretaría de Educación de México, Municipio de Alcorcón, España; CRIC, Italia. Ha impartido talleres de formación para artistas, maestros, estudiantes y promotores populares en: Ecuador, México, Colombia, Argentina, Costa Rica, Guatemala, España e Italia.

Las voces de sus títeres, desde reyes y princesas, hasta ratones y ovejas, desde leones y gatos, hasta tejedoras y zapateros, han sido escuchadas en lejanos países: Dinamarca, Suecia, Finlandia, Grecia, la ex Yugoslavia, Pakistán, España, Italia, Francia. Y otros más cercanos: Colombia, Costa Rica, México, Argentina, Brasil, Bolivia, Guatemala y Cuba.

Además, ha realizado 100 videos educativos y de campañas de salud y alfabetización para distintas instituciones. Ha publicado dos libros bajo el título Mi derecho a vivir para el proyecto “Un ejemplo grande desde los más pequeños” y seis números de la Revista Mi derecho a soñar, al igual que tres libros para niños sobre la violencia.

Las actividades del grupo se ampliaron hacia la creación de proyectos comunitarios de desarrollo artístico infantil, recreación y educación conformándose la Corporación Cultural La Rana Sabia, en 1984.

La Corporación mantiene una vinculación con las comunidades de las diferentes Nacionalidades Ecuatorianas y desarrolla investigación permanente sobre las expresiones artísticas populares.


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Premios y reconocimientos · “Duende soñador”: (1995) reconocimiento otorgado por el Foro Permanente de Organizaciones por y con los niños, niñas y adoslecentes. · Al mérito cultural: (1995) otorgado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana · Al mérito teatral: (1996) otorgado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana · Condecoración al mérito artístico: (2003) otorgada por la Casa de la Cultura Ecuatoriana y la Presidencia de la República.

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El Centro Cultural En la actualidad La Rana Sabia cuenta con una casa amplia, rodeada de un terreno verde y fértil, ubicada en una zona campestre, a 30 minutos de Quito. Allí funciona una pequeña sala para teatro, con capacidad para 100 espectadores y con una actividad ininterrumpida. En ella se mantiene una programación para niños todos los domingos y entre semana para escuelas. El grupo mantiene en cartelera múltiples obras para todo público. En este local funciona también un taller de creación donde, además del trabajo de elaboración de títeres, se imparten talleres artísticos para niños, jóvenes y adultos.

En otro de sus espacios se exhibe una significativa colección que comprende cerca de ochocientos títeres creados por el grupo; doscientos títeres pertenecientes a diversas culturas universales; cerámicas de escenas populares; muñequería de trapo de América Latina; juguetería popular de Ecuador; máscaras populares del continente americano; libros, folletos y documentos sobre el teatro de títeres en particular y las artes de la representación en general y una colección de más de quinientos afiches sobre grupos de teatro de títeres de todo el mundo. El Centro Cultural cuenta con una vasta biblioteca abierta a investigadores e interesados en temas como teatro, antropología, historia, literatura, pedagogía, títeres.

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Las obras

La Rana Sabia encuentra un tesoro (1975)

Trata sobre el valor relativo de las cosas a través de una aventura en la cual la Rana Sabia busca un tesoro. El ambicioso don Ambrosio Gruñón se apodera del mapa y cuando encuentra el sitio del tesoro, al cavar solo sale agua dulce. Esto alegra a la Rana, pues, para ella el agua sí es un gran tesoro. Autor: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Guante en biombo


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Ese oficio sí me gusta (2000)

Es la historia del Rey Tandarapo que no sabe hacer nada con las manos, y depende de Clodomiro y de los otros. Martín Clavo Martillo, el carpintero; Deila Dedal, la costurera; Alo Alópata el médico y el bueno de Clodomiro, el sirviente aguantan a este Rey, mostrándonos lo importante de sus oficios. Autora: Claudia Monsalve Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Títeres sobre mesa cámara negra con corredor de luz

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Los hijos del viento (1997)

Cuatro historias sobre pastores andinos enlazadas por una tejedora. Al tramar los hilos dice un poema que teje imágenes y palabras. “La oveja y la luna”, “La pastora y el cóndor”, “Los hijos del Chimborazo” y “La vaca loca”, recreando llenas de humor, mitos y poesía, leyendas indígenas ecuatorianas. Autor: Grupo La Rana Sabia Texto: Fernando Moncayo Técnica: Teatro cámara negra sobre mesa


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De Patialsuelo a Paticalzado (2005)

Una historia de zapatos que crecen en los árboles y permiten a la gente proteger sus pies. La ambición interfiere en esta generosa repartición pero finalmente, todos tienen acceso a zapatos para sembrar y tener los suyos propios. Un espectáculo, para grandes y chicos, con sorpresas y fino humor. Autora: Claudia Monsalve (basado en el cuento “El árbol de los zapatos” ) Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Mixta


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Azul azulado va todo pintado (1986)

Narra las peripecias del duque Pasiflorino Gutapercho y Melocotones y su esposa la duquesa que intentan subir de nivel a su ducado catalogado como de quinta categoría. Para esto complacen al rey unificando el color del ducado al gusto de este. Texto: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: biombos móviles, actores y títeres


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Cuéntame un cuento (1996)

Narra las peripecias de Maqueño, un niño que busca alguien que le narre un cuento encontrándose con tigres, gusanos, pájaros gigantes, ángeles que crean situaciones sorprendentes y llenas de imaginación. Autor: Fernando Moncayo sobre la base de un cuento de Claudia Monsalve Títeres: Claudia Monsalve y Augusto Labanda Técnica: Títeres y telones animados. Cortina de luz y cámara negra


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Cuentos de la memoria de Juan Matías Ilaló (2012)

Juan Matías Ilaló, guardián del cerro, su esposa, mama Chilca, hábil yerbatera, y el vecino pingullero, nos deleitan con leyendas e historias del cerro sagrado Ilaló. Autora: Claudia Monsalve Títeres: Diseño Claudia Monsalve Ejecución: equipo de La Rana Sabia Técnica: Muñecos gigantes y títeres de varilla


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Juanito y los fantasmas (1968)

Obra basada en “La calle de los fantasmas” de Javier Villafañe. La adaptación cuenta que detrás de cada fantasma se esconde algún interés. Esta obra se hizo para ser representada en sectores campesinos en el año 1968. Autor: Fernando Moncayo Títeres: Fernando Moncayo y Augusto Labanda Técnica: Guiñol, eje

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Doña Filomena pierde su diadema (1975)

Obra policial para niños y jóvenes con el célebre detective Paco Tilla y el famoso Dedos Finos. Autor: Fernando Moncayo Títeres: Fernando Moncayo, Claudia Monsalve, Margarita Velasco Técnica: Eje, varilla en teatrino.


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Aventuras del rey Hermosillo el del calzoncillo amarillo (1978)

Un rey decide tener aventuras ejemplares para su gente. Todo le sale al revés, pero lo que informa a la nación es lo que le conviene. Un alegato sobre la validez de la historia oficial. Soy el rey más bondadoso y el más listo y más hermoso y además el más valiente eso lo sabe la gente saldré a recorrer el reino. Todos deben acatar lo que mi sabia palabra al punto vaya a ordenar Autor: Fernando Moncayo. Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Marots, guiñol, guante y eje varilla en biombo


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Las aventuras de Pastorín (1978)

Dos fábulas constituyen este espectáculo: “El pastor mentiroso” y “El lobo vestido de oveja”. De una forma muy divertida, y a través de la participación infantil, las enseñanzas de las fábulas llegan al público. Autora: Fernando Moncay y Claudia Monsalve Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Guante


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La cueva de los ratones (2010)

De forma muy divertida, y a través de la historia de dos ratones, un gato –al que culpan de extraños sucesos-, y su dueña, esta obra plantea el problema de la basura. Autor: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Varilla y eje y marionetas sobre teatrino


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Teja la coneja (1993)

Narra las aventuras de sobrina coneja y tío lobo (personajes de la literatura popular latinoamericana) y las argucias e inventos que ésta utiliza para comerse unas deliciosas hortalizas y comprometer en ello a tío lobo. Autor: Fernando Moncayo y Claudia Monsalve Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Guante


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El león y el ratón (1979)

Divertida recreación de una fábula tradicional. Soy un ratón que canto por los rincones vivo en caja de cartón y duermo entre los colchones. Me gusta tener amigos y no me gusta llorar solo lloro cuando nadie conmigo quiere jugar. Autor: Adaptación de la fábula tradicional por Fernando Moncayo y Claudia Monsalve. Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Guante y títeres planos y mecánicos.

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Otras muy queridas

Los ángeles traviesos (2005)

Dos ángeles que iban camino a Belén se entretienen jugando en las nubes. Cuando recuerdan su tarea, siguen a la estrella equivocada y llegan a un Belén que no es el propio. La obra termina con un pase del niño en el que participan todos. Autor: Claudia Monsalve Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Guante o manopla combinada con varillas


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El barrio de Sal si puedes (2004)

Es la historia de una familia campesina arrinconada por un barrio que llega hasta ellos con basura, deforestación y situaciones que invitan a pensar cómo tratamos el entorno. Circulan múltiples personajes y situaciones graciosas. Autor: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Mixta: títeres planos y mecánicos.

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Aventuras y desventuras de la rana marsupial (2005)

Cuatro divertidos relatos sobre renacuajos, sapos y ranas, que motivan a reflexionar sobre la conservación y rescate de la rana marsupial, una de las últimas especies de batracios que quedan en Quito. Autor: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Títeres mecánicos


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La cigarra y la hormiga (1980)

Divertida recreación de una fábula tradicional en la que se reivindica el oficio de cantor. Autor: Grupo La Rana Sabia Títeres: Claudia Monsalve Técnica: títeres de guante o manopla combinada con varillas

La ronda redonda (1978)

Un rey que detesta las rondas pretende impedir a los niños el jugar y cantar. Obra interactiva en la que la participación del público marca una dinámica alegre y contagiosa. Rescata el espíritu de nuestros juegos y rondas tradicionales. Autor: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve y Fernando Moncayo Técnica: Eje, varilla, títeres planos, guante y sombras


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El quinde, el fuego y el gigante (1993- 2013)

Basada en una leyenda de la Amazonía Ecuatoriana, nos cuenta la historia de un gigante que se apodera del fuego; y de cómo los hombres, ayudados por un colibrí, lo recuperan. Autor: Recreación del grupo basada en mitos y leyendas de la Amazonia ecuatoriana Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Mixta: guante y varilla y mecanicos

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La vaca loca (1993)

Recreación de fiestas populares del Ecuador. Juego escénico en el que una vaca escapa del potrero y sale en busca de fiestas. Se encuentra con un aya huma y al no hallar ninguna fiesta contratan una banda musical y arman su propio baile. Texto: Fernando Moncayo y Claudia Monsalve Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Guante y actor vestido con muñeco


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Obras para jóvenes y adultos

Historia de la memoria perdida (1992)

Basada en leyendas y poemas del pensamiento antiguo de los pueblos indígenas de América, plantea un alegato fuerte y profundo sobre la guerra, el poder y el autoritarismo y, finalmente, la esperanza. Autor: Fernando Moncayo. Basada en textos indígenas y en Memoria del Fuego de Eduardo Galeano Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Mixta: actores, títeres gigantes, varilla, eje y otros no convencionales


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1822 Crónica subyugante de una batalla (1980)

La cándida historia de la caperuza colorada y el bondadoso lobo (1979-1983)

Con gran humor, y en forma satírica, la obra muestra acontecimientos de la Batalla de Pichincha, en el contexto de un mercado popular. Títeres y actores conforman un todo estético con gran sentido artístico, a través de la caricatura, pintura animada y títeres de diversos tamaños. Autor: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Mixta, actores y títeres

“La cándida historia de Caperuza Colorada” cuenta la vida de Don Lobezno de los Matorrales y de doña Caperuza Colorada, personajes criollos involucrados en un caso policial. Una hora de humor durante la cual desfilan distintos personajes que constituyen, hasta cierto punto, arquetipos sociales. Texto: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Títeres sobre mesa


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Quito un sueño libertario (2011)

Friso histórico que narra las luchas del pueblo quiteño por su independencia desde mediados del siglo XVI hasta 1812. Lo que tengo que cantar No es cosa de fácil dicho. Miguel, muchacho agraciado, Hijo del adelantado, Que se ha puesto a conspirar. Pintor de naipes y cuadros En los que deja entrever Que anda muy, muy disgustado Con España y con el Rey (Miguel de Benalcázar, hijo de Sebastián, primer ajusticiado por criticar al rey) Autor: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Mixta, actores y títeres

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Roberto el diablo en tierras americanas (1990)

Obra de humor cáustico que nos pone a pensar sobre el poder, la doble moral, y lo relativo del “bien” y del “mal”. Los diálogos sostienen un fino humor criticando la autoridad, el racionalismo, la versión clasista de la realidad. Una experiencia estética que deja al espectador con el ánimo reencauchado. Autor: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Mixta


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Títeres construidos para campañas

Sacachispas (2009)

Esta obra rescata el valor del juego y el hecho de compartir entre amigos. Advierte a los padres para que aprecien el juego y la amistad. También muestra el valor de las lágrimas y la sabiduría de los abuelos. Texto: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Mixta


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Sacaponchos (2010)

Es la historia de un hombre intransigente que, a través de un viaje que hace con su sirviente y su caballo, encuentra situaciones y personas a las cuales desprecia, quedándose solo y abandonado. Texto: Fernando Moncayo Diseño de títeres: Diseño Claudia Monsalve Ejecución: equipo de La Rana Sabia Técnica: Varilla y eje, mecánicos.

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El gallo Sancocho (2011)

A través de una historia de gallos y gallinas, esta obra alerta sobre el acoso a las jóvenes y muestra que, unidas, y bajo la dirección de las mayores, las mujeres pueden triunfar sobre los hombres que esgrimen su machismo. Texto: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Títeres de eje y varilla


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Así comienza la corrupción (2012)

A través de dos recreaciones, una en la escuela y otra en el barrio, se muestra de una forma divertida, cómo podemos estar envueltos en actos de corrupción sin darnos cuenta. Texto: Fernando Moncayo Diseño de títeres: Claudia Monsalve Ejecución: Equipo de La Rana Sabia Técnica: Bocones

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Tras de Maya la guacamaya (2001)

Pancho y Mila ingresan en un bosque, donde se pierden y se topan con Maya la guacamaya, la cual, con adivinanzas, les ayuda a encontrar el camino. Participan otros animales, como el oso de anteojos y el cóndor, que también cuentan sus historias. Texto: Fernando Moncayo Títeres: Claudia Monsalve Técnica: Títeres de eje y varilla


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Espectáculos callejeros

Juguemos con los Ranos Espectáculo para espacio abierto con música, dramatizaciones y juegos tradicionales. Diez muñecos músicos, acompañados por dos danzantes gigantes, desfilan al compás de música de banda con énfasis en la percusión. Otros muñecos, actúan en las historias de Can can el canguro, Pinocho malherido, Shorty Malone y otras. También está la representación de fiestas populares que comprende payasería y máscaras de Ayaumas.


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Colección de La Rana Sabia Afiches La Rana Sabia posee una colección de más de 500 afiches de eventos y grupos de títeres de todo el mundo.

Muñequería de trapo Las muñecas de trapo, populares en toda América Latina, han constituido sustento estético fundamental para el trabajo de La Rana Sabia. El grupo mantiene una colección de 300 muñecas pertenecientes a sectores urbanos y rurales.


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Caretas populares Las máscaras o caretas han estado presentes en todas las festividades populares desde tiempo remotos. La colección de La Rana Sabia comprende las tradicionales caretas de años viejos y festividades populares ecuatorianas hasta innumerables máscaras mexicanas, colombianas y brasileras.

Mamolengos del Brasil Títeres tradicionales del noreste brasilero cuyas historias narran acontecimientos de la épica popular.

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Marionetas de Pakistán Estas marionetas, pertenecientes a un grupo tradicional de Pakistán, se presentaron en el Festival Internacional de Lahor el año de 1996. Marionetas populares de México La costumbre mexicana de títeres de barro representa, desde hace muchos años, personajes tradicionales de sus culturas. Pupis sicilianos En la isla de Sicilia, al sur de Italia, se ha desarrollado desde hace muchos siglos una forma muy particular de teatro de títeres que narra historias de las cruzadas y el enfrentamiento de Carlos Magno y los Sarracenos.


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Títeres de Birmania, Títeres de Tailandia y Nepal Países que han desarrollado, desde hace varios siglos, un teatro de marionetas de hilo de un estilo muy naturalista y sofisticado.

Títeres de sombra y tridimensionales javaneses En la isla de Java se ha popularizado un estilo de teatro de títeres de sombra que narra tanto historias de carácter sacro como profanas.

Títeres chinos de cerámica El teatro de títeres en China tiene una vigencia de varios miles de años. Títeres confeccionados de barro y cerámica que son manipulados con un solo dedo por extraordinarios artistas.


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Videos La esquina de mi barrio La historia de un barrio de una ciudad latinoamericana tradicional es presentada a través de la picardía de tres niños: Chucho, Jacinta y José.


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Leyendas indígenas Serie de videos realizada para la Fundación Hallo. La guerra de Concha El levantamiento del coronel Carlos Concha en Esmeraldas (1912) es recreado a través de situaciones críticas enmarcadas en la magia de los títeres.


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Evitemos el cólera Campaña, ampliamente difundida, para prevenir el brote de la terrible enfermedad del cólera. La tecnología Montaje irónico sobre la relación entre la tecnología y el arte. Campañas para educación y salud Tanto en Ecuador como en Italia la Rana Sabia ha creado innumerables videos sobre educación para niños, niñas y jóvenes


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Pensando y reflexionando alrededor de los títeres Títeres con alma andina

Fernando Moncayo Titiretero de La Rana Sabia

La Rana Sabia siempre ha trabajado con una propuesta básica: buscar una identidad, un lenguaje y una estética propios. Nuestro mundo es andino y está definido por sus propias visiones, sus propias explicaciones de la vida y ese es nuestro punto de partida. ¿Cuánto de lúdico tiene esa propuesta? El arte y el juego están tremendamente ligados, porque los dos son espacios de libertad. Además nuestra cultura en sí misma es muy lúdica. Nosotros debemos mantener esa capacidad de extasiarnos ante los pequeños detalles, no reprimir esas sensaciones. Toda política o ideología que pretenda reprimir el juego es una política nefasta. ¿Cuáles son las características del teatro de títeres latinoamericano? En nuestra región y en todas las del llamado Tercer Mundo hace falta fortalecer la identidad de los títeres. Aquí hay una tendencia por imitar lo europeo y lo norteamericano. Pero no nos damos cuenta que los títeres están

presentes en nuestra propia cotidianidad y no los vemos, pese a que están muy cerca. Por ejemplo la vaca loca, el diablo huma son títeres propios de nuestra cultura. ¿No es peligroso cerrarse mucho en esa autovaloración? El peligro es caer en el folklorismo. Creo que debemos valorarnos culturalmente, pero sin olvidar que la cultura es dinámica. Cuando seamos capaces de reconocernos y aceptarnos como somos, podemos abrirnos sin temor a otras manifestaciones. Entonces el títere es algo más que un muñeco… El títere es un ser mágico. Es una representación de uno mismo, que nos permite, hasta cierto punto, purificarnos, porque le trasmitimos nuestra propia personalidad. A través del títere se revelan nuestros impulsos, nuestros sueños, el títere es y no es uno mismo.

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No a la uniformidad ¿Qué niños está criando la sociedad ecuatoriana hoy? En la actualidad vamos a observar el resultado de este proceso de deformación en el que está enfrascada la humanidad. Y en el que predominan conceptos autoritarios, sobre conceptos democráticos; el conductismo sobre la libertad; la liberación de la gente. En ese sentido yo creo que se está dando el perfil del ciudadano del presente: automatizado, mecanizado, uniforme. Se está creando un esquema de hombre, mujer y niño, funcional y manejable desde un solo punto. Entonces, la gran alternativa es la pluralidad. Que se está tratando de eliminar. La uniformidad es un problema de una economía contra el ser humano, contra lo vivo. ¿Qué hacer para que no se dé esa realidad, en el Ecuador hoy? Hay que cuestionar las raíces de las cosas. Marx decía que ser radical “es tomar las cosas por las raíces”. Tenía razón, porque lo que hay que hacer es oponer la micro a la macro política: es decir fomentar el desarrollo real de la democracia y no es el culto a un concepto o esquema. Es en la cotidianidad donde tenemos que crear bastiones de resistencia contra la imposición de este mecanismo globalizante.

¿Cómo? Cuestionar, por ejemplo, la escolaridad, un aparato monstruoso para volver uniforme a la gente, para que pueda ser útil y productiva en el futuro. Tenemos que buscar que cada uno de esos individuos sea capaz de construir su propio proyecto de vida, como ser humano integral y total, donde se respete él mismo, su dignidad y la pluralidad de una vida compleja como es la vida social. Esto será posible con un desarrollo de la sensibilidad, que también está anulada en la sociedad, porque es lo único que permite ser críticos. ¿Cómo lograrlo a pesar de la globalidad? Lo que estoy planteando está en desventaja con las corrientes universales que están ligadas a la gran industria y a la alta tecnología que está controlada por determinadas manos y está ligada a la productividad, a la producción, a los bienes de consumo. Yo, ante este gran aparato macro que nos va moliendo, creo que la respuesta tiene que ser micro. No hay fórmulas. ¿El arte puede ser un mecanismo para ese proceso? Sí, porque desarrolla sensibilidad, el desarrollo de los sentidos. La sociedad atrofia los sentidos,


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por eso manejamos esquemas, conceptos preestablecidos y no sensaciones; nos acercamos a las cosas a través de los conceptos y no de los sentidos. ¿Cómo humanizar a esta sociedad sin afecto ni solidaridad? ¿Cómo puede tener afecto una persona que no es sensible. Tendrá conceptos. ¿Cómo puedes querer a alguien que no sientes, ni tocas, ni palpas? Pero cuando uno es afectuoso se escandalizan y se crea un esquema de afectos, que es una forma de tergiversar las relaciones humanas. La sensibilidad te permite percibir lo que te rodea y ser percibido por los demás. Es la relación lo que genera el afecto.

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Claudia Monsalve: la vida consiste en divertirse

Edwin Alcarás Revista Q. Febrero 2014 No. 47

¿Cómo se siente el cumpleaños, el suyo y el del grupo? Bueno ya son 64 años y 40 en Ecuador. Vine cuando tenía 24 y me sigue encantando este país. Ha sido un tiempo absolutamente aprovechado.

Colombia durante muchos años por un exilio político. Y es curioso porque él vivió en ese mismo barrio, pero no en la misma época. Fue compañero en la carrera de Bellas Artes de mi hermana. Él conocía a mi familia pero no a mí personalmente.

No se notan, la verdad. No, pero son. A mí no me hace mella pensar en la edad que tengo porque ha sido un tiempo muy pleno. ¿De niña, en Bogotá, pensaste que podrías estar donde estás ahora? Si te contara… En mi familia somos nueve hermanos. Y todos hemos salido artistas. Ceramistas, teatreros, pintores, músicos, fotógrafos, cineastas… Eso estaba relacionado con la manera de ser de mi padre. Era un hombre especial que nos incentivaba todo el tiempo. Fue el primer ecólogo de Colombia. Nos llevaba al teatro, a los títeres, y al campo.

Antes de conocerlo ¿tú ya te dedicaste al teatro? Sí, empecé cuando estudiaba en el colegio. Mi hermano mayor tenía un grupo de teatro con varios compañeros de Secundaria. Hacíamos un teatro comprometido, revolucionario, de combate, en los buses, en los parques. En esa época todos los jóvenes encontraban el sentido de la vida en la lucha por el cambio social.

¿Allí vivías cerca de la Universidad Nacional donde conociste a Fernando Moncayo? Vivimos en muchos barrios. Al final estuvimos al lado de la Universidad Nacional. Pero no fue ahí que conocí a Fernando. Él vivió en

Pero en algún momento te habrás dado cuenta de que así no podrías mantenerte… Claro, si ni siquiera cobrábamos la entrada. Cobrar era caer en el peor de los pecados burgueses. Entonces, como por supuesto tenía que vivir de algo, me puse a estudiar Diseño en la universidad. Pensé que eso me daría de comer. Y en cierto modo terminó siendo así porque siempre me he dedicado a diseñar y hacer títeres.

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¿Terminaste la carrera? Si, de hecho trabajé en diseño. Me emplearon en una agencia de publicidad creando logotipos y en una fábrica textilera haciendo diseños para las telas. Con ese dinero me financié dos semestres de Antropología en una universidad muy costosa. Pero no dejé el teatro. Al contrario era muy activa en el grupo, que se llamaba Acto Latino. Logramos que nos dieran una sala de teatro en el Parque Nacional. Pronto también conseguimos un fondo pequeño para que dos de nosotros trabajáramos a tiempo completo. ¿El trazo de tus muñecos fue influido por el diseño? En realidad ese trazo viene de mi inquietud. Cuando era niña yo tenía una tía que tenía parálisis cerebral y con la que yo pasaba mucho tiempo. Ella tenía una colección muy grande de muñecas de trapo de esas tradicionales, antiguas. En esencia, lo que yo he hecho siempre es esa muñeca de trapo, con esa nariz hacia adentro y esa expresión hierática. ¿Ya llevabas esa imagen en la mente cuando llegaste acá? Cuando yo vine a los 24 años me traje una de esas muñecas. Y me sorprendió que Fernando también tuviera unas muñecas iguales. Me parece que este país tiene que ver mucho con esas muñecas, por el color fuerte, por la actitud interiorista. Cuando

haces un títere sabes que la nariz es el puntero que indica a dónde va la dirección de la mirada. La mirada hacia adentro de los muñecos es muy característica de la serranía americana, desde Tierra de Fuego hacia arriba. ¿Cuándo hiciste tu primer títere? Los títeres me empezaron a interesar porque yo trabajaba en los barrios con niños. En el frente cultural del Parque Nacional trajeron a una maestra que acaba de volver de Checoslovaquia, donde había estudiado con Sergei Obrasov, el gran maestro de los títeres. Yo me inscribí en ese curso y, como a los 20 años, fabriqué el primer muñeco de mi vida. Fue una rana. ¿Por qué una rana? Porque era fácil de hacer. Podías escoger entre culebras, ranas o lagartijas. También me traje ese muñeco a Ecuador y fue el que después sirvió como personaje de La Rana Sabia. Bueno ahora si cuéntanos ¿cómo fue el momento en que Fernando apreció en tu vida? Verás. Por mi trabajo en el teatro del Parque Nacional yo tenía vínculos con varios artistas y comunicadores del país. Entonces un día ellos me pidieron que les ayudara a gestionar el espacio del Parque para un encuentro nacional de comunicadores. Era 1973. Y ahí llegó Fernando.


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Pero ¿cómo? si era solo para colombianos… Ajá es que a él lo colaron sus amigos como si fuera de Pasto. El encuentro duraba ocho días. Apenas lo conocí, él empezó a buscarme, a llamarme. Pero yo le huía al principio porque tenía un poco de miedo. ¿Miedo como de qué? Lo que pasa es que yo presentía que si estaba con él iba a ser algo definitivo, para toda la vida. Como en efecto fue. Entonces, finalmente tu miedo resultó cierto. Ajá, imagínate que a los 15 días de conocernos él regresó a Ecuador. Y entonces yo me vine con él. Y aquí sigo. ¿? Así fue. (Risas) O sea, vamos a ver, en sentido estricto ¿cuánto mismo duró la conquista? Eso fue larguísimo te digo… como una semana (más risas). Y yo fui la que le dije: me voy contigo. Perdón la indiscreción. ¿Eso te había pasado antes? Nunca. Además hay algo curioso. El pretendiente que tuve antes de Fernando también hacía Teatro. A él le propusieron ir a trabajar acá en Loja y él me dijo que me fuera a vivir con él allá o si no terminábamos. Pues así fue, eso se acabó. Pero, mira cómo son las


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cosas, un año después de vivir en Ecuador con Fernando, nos propusieron trabajar allá mismo. Y finalmente a mí me dieron el puesto que no aceptó ese otro señor. Tenía que ser. Tomaste la buena decisión parece… Pues, así parece. Ya han pasado 40 años y lo he disfrutado… (risas) Pero si tú no hubieras sufrido ese arrebato de seguir a Fernando ¿estarías hoy aquí? Eso siempre me lo he preguntado. No lo sé… Fíjate, no creo en el tarot ni en esas cosas, pero cuando era adolescente una vez me echaron las cartas en son de juego. Me dijeron que iban a vivir toda mi vida con un extranjero que volvería a Colombia para retirarme. Yo se lo conté a mi papá y él me bromeaba diciendo entonces vamos al Aeropuerto a ver quién regresa. ¿El idilio con Fernando fue luego un idilio con Ecuador? Tengo un vínculo muy profundo con este país. Todo me llevó acá. Desde que empecé a vivir aquí me identifiqué profundamente con la cultura. Sentía que ya lo llevaba por dentro, que entendía todo muy fácil. El paisaje me fascinaba. Era como decirme a mí misma: si yo he sido de aquí y no sabía.


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Eran épocas duras. El trabajo político de base en las comunidades… Apenas vine fui a trabajar al lado del Lago San Pablo. Dormía en el suelo de una cocina con un montón de cuyes. Yo pensaba si no me estarían probando o algo así (ríe). Los indígenas al principio me tiraban piedras y me gritaban gringa. Hasta que un día resolvieron aceptarme. Me llamaron a una reunión y me dieron un pilche grande de chicha. Era para tomar y pasar pero yo pensé que era solo para mí y me lo tomé todo de una. Inmediatamente caí de bruces. Bueno y así ya me quedé. ¿Eras más artista o más activista? No sé. Los trabajadores de Imbabura estaban en huelga. Nosotros apoyamos esa huelga con funciones de títeres. Nos compramos a crédito un Andino y en ese íbamos a todas las comunidades rurales de esa y otras provincias, en las que Fernando había tenido proyectos antes de que yo viniera. Nos pagaban la función con mellocos, con caña de azúcar, con puntas. Seis meses así. ¿Por ahí salió el nombre de la Rana Sabia? Los títeres eran una herramienta para acercarse más a las comunidades. Cuando terminó la huelga nos ofrecieron un trabajo en el Instituto de Arte de la Universidad de Loja. Trabajamos dos años ahí. En ese tiempo fue que Fernando escribió la obra La Rana Sabia encuentra un

tesoro. Y se nos fue quedando el nombre. ¿Cuándo se instalan en Quito como compañía de títeres? Un par de años más tarde, el Pájaro Febres Cordero nos ofreció un lugar en el Café del Teatro de la Universidad Católica. Produjimos muchísimas obras porque el público era muy pequeño y ya se sabía todas. Era crear un público a fuerza de pulso. Claro, no había cartelera cultural ni nada. Javier Ponce, nuestro amigo que hoy es ministro de Agricultura, en ese tiempo también trabajaba en ese Ministerio, pero en el Departamento de Comunicación. Él nos imprimía volantes en el mimeógrafo que tenían allí. Nosotros dejábamos esa propaganda en los carros parqueados afuera del único centro comercial que entonces había en Quito. Formamos público así, de gota en gota. ¿No quisiste volver al teatro? No. Porque el títere me llama profundamente porque es teatro, pero también porque es teatro de objetos. A mí siempre me gustó esto del diseño, las formas, el color. Y también porque en los títeres, el actor es anónimo. Esa manera de desvestirse de la importancia personal te enriquece de modo muy especial.

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Concha de la Casa y Claudia

Pero el público es más difícil ¿no? Cuando al niño no le gusta algo, se va nomás. Pero el títere lo hace fácil. Es un público muy crítico. Por eso mismo tienes que tratar al niño como persona. Al niño llegas jugando, pero de verdad, no fingiendo sino divirtiéndote de verdad.

Parte del equipo de La Rana Sabia

Estudiantes del Colegio Gonzaga durante la exposición

¿Cómo asumiste el hecho de no haber tenido hijos? Dispensa la violencia de la pregunta. Es una circunstancia que nos dio la vida. Perdimos los hijos que nacieron… pero… eso es duro. Hay etapas de la vida en que esa ausencia se siente más… Sin embargo, tú haces tu vida de otra manera. Nunca dejas de ser mujer y de ser persona. Hay que aceptar las cosas como vienen y crecer en ese camino. Luego de 40 años y todo lo que has hecho… ¿Qué viene luego? El día a día. Más proyectos creativos. El envejecer haciendo lo que quieres es una riqueza profunda. ¿La gente te puede seguir viendo los domingos? Claro, si no actuamos no comemos. Tengo que trabajar para vivir, pero trabajo en lo que me gusta. Y este trabajo me hace sentir viva. En cada función, él y yo nos seguimos divirtiendo, seguimos jugando, como siempre. Eso, eso es la vida.



Pontificia Universidad Cat贸lica del Ecuador

www.puce.edu.ec

www.centroculturalpuce.org

www.ranasabia.com


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