2006 bonder genero en accion en la sociedad del conocimiento

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GÉNERO EN ACCIÓN EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO: OPORTUNIDADES PARA LA INNOVACIÓN

Gloria Bonder

Mayo, 2006

Documento Elaborado para el Seminario Internacional "La Sociedad de la información en la cooperación al Desarrollo " organizado por la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo (4 - 5 de mayo 2006, España).


Presentamos a continuación un apartado de este trabajo, su versión completa próximamente estará disponible en www.catunescomujer.org

GÉNERO EN ACCIÓN EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO: OPORTUNIDADES PARA LA INNOVACIÓN

Por Gloria Bonder1

LOS NOMBRES DEL PRESENTE: UNA CUESTIÓN NADA INOCENTE Cuando se alude a esta fase de la historia tanto en el mundo intelectual, como político y/o en los mensajes mediáticos algunas nociones van ganando vigencia y aceptación al punto de conformar el “sentido común”. Entre estas encontramos la de: “Sociedad Global”, “Sociedad de la Información”2, “Sociedad del Conocimiento” (UNESCO), Economía del Conocimiento, “Sociedad en Red”3, “Sociedad postindustrial”4, “Sociedad de Riesgo”5 6 Aunque muchas veces se usen indistintamente, cada una se inscribe en diferentes líneas de pensamiento y por tanto recortan determinadas facetas de la realidad, invisibilizan o minimizan otras; disputándose hegemonía respecto de las caracterizaciones y claves interpretativas de los contextos que habitamos, describiendo su presente y anticipando su futuro7. Detenernos en puntualizar los nombres que le damos a la época no es banal. Como dice Gunkel, “El futuro del ciberespacio, va a estar determinado no sólo por la invención de nuevo hardware y software sino también por los nombres que empleamos para describirlo. Lo que el ciberespacio vaya a ser, depende, en gran medida de cómo lo llamemos”. Estas distinciones son importantes no sólo por razones teóricas sino por sus implicancias prácticas, influyen en las decisiones que se tomen para participar en ella, en las prioridades que se establezcan y en los modos de ponerlas en acción en cualquier ámbito. Entre otras cuestiones, explícita o implícitamente, plantean distintas visiones sobre la arquitectura de la sociedad y en particular sobre la “materia prima” que ésta produciría, sus formas de producción, distribución y transformación. No tenemos más que reflexionar sobre las asociaciones que nos surgen espontáneamente cuando hablamos de Sociedad de la Información y compararlas con las que se despiertan al pensar en una Sociedad del Conocimiento o del Aprendizaje Permanente para entender que cada una se sostiene y a la vez impulsa determinadas 2


visiones sobre la sociedad, pondera el papel que juegan en ella la tecnología, los sujetos y sugiere sentidos para el cambio social o para el desarrollo, entre otras cuestiones. Cualquiera sea el nombre que le demos a este nuevo escenario no hay duda que el acceso a una información cada vez más vasta, diversa y cambiante y sobre todo la capacidad de utilizarla y transformarla en conocimiento significativo tiene valor para los sujetos y podría incidir en el desarrollo sociedades más equitativas, productivas y plurales.8 Al respecto nos importa destacar una discusión en boga sobre las diferencias entre información y conocimiento ya que, en nuestra opinión, ambos términos abren senderos diversos para emprender acciones en un horizonte de mediano y largo plazo. No son nuevas las críticas a una creencia todavía vigente en muchos ámbitos que afirma que la información que portan las TIC, en especial Internet, tienen un valor en sí misma, y/o que da cuenta de una práctica democrática al ser aparentemente representativa de las visiones e intereses de todos o de la mayoría de los sectores sociales y que tiene o tendrá progresivamente un efecto beneficioso en las personas y sociedades. En algunos casos, y sobre todo en los últimos tiempos, se escuchan otras voces que contraponen los discursos en torno al valor y poder del acceso a la información con la noción de conocimiento, o más precisamente con la aspiración a configurar una Sociedad del Conocimiento entendida como una fase superadora de la SI, una meta indudablemente compleja que debiera concitar mayores esfuerzos en todos los planos, pero insoslayable si se apuesta a cambios sociales más profundos, a una verdadera innovación y democratización de nuestras sociedades. Sobre este tema se pronuncia un estudio reciente de Naciones Unidas9. Su intención es plantear bases para un acuerdo sobre los rasgos y los propósitos de una Sociedad basada en el Conocimiento y orientaciones para diseñar políticas “sabias y cuidadosas”, -y agregaría osadas y potentes-, para crear las condiciones reales y sustentables que faciliten un revolución del conocimiento nutrida por la imaginación, la pluralidad de voces y saberes y el interés genuino en vincular el conocimiento con el logro de un desarrollo humano equitativo y profundamente democrático. En nuestra opinión al plantearnos este horizonte simbólico y político se abren muchas más ventanas para articular las tecnologías con la educación, articulación que debiera entenderse como una conversación transformadora para ambas partes. No obstante vale mencionar que, como afirma Mattelart, la noción genérica de "conocimiento" es tan proteiforme como la de información. “Consensual a poco costo, esta semántica tiene el defecto de esquivar la cuestión de la pluralidad de los saberes y de sus protagonistas: los saberes fundamentales o sabios, los saberes aplicados de los expertos y los contraexpertos, los saberes ordinarios surgidos de las múltiples vivencias de la cotidianidad.”10 Sus afirmaciones conllevan la valorización de los saberes procedentes de las experiencias de vida y apuntan a resaltar la importancia de su circulación y diálogo con otras formas de conocimiento como sustento de una práctica intelectual y política

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democrática que encuentra en el uso de las TIC un recurso fundamental y un desafío para su misma innovación. Por esto mismo Mattelart sugiere contraponer a la noción singular y unívoca de "conocimiento", la expresión "Sociedad de los saberes para todos y por todos” que designaría un proyecto de sociedad equitativa que saca provecho de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.11 En su opinión esta denominación abre una brecha simbólica en la retórica dominante sobre la innovación digital que “sirve de coartada para remozar visiones neo-imperiales y etno-céntricas de la reestructuración del orden mundial.” 12 En efecto y aunque superemos la idea simplista de que el acceso a la información genera poder y rescatemos otras experiencias humanas como fuente de conocimiento y crecimiento, sería ingenuo creer que la producción masiva de conocimientos pueda liberarse totalmente de caer en manos de las economías de mercado existentes y en sus modos de concentración de poder y, por tanto, de incidencia. Si esto ocurre como pareciera ser la tendencia actual, las posibilidades de cambios culturales profundos están muy limitadas. De ahí que se vuelva necesario aceptar que este tránsito hacia la Sociedad del Conocimiento no llevará por sí misma al desarrollo humano sino que requiere como condiciones de posibilidad grandes transformaciones económicas, institucionales y políticas, así como de conciencia y práctica ciudadana para no ser más de lo mismo con otro ropaje más glamoroso.

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NOTAS

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Directora General: Área Género, Sociedad y Políticas – FLACSO Argentina: www.prigepp.org // www.catunescomujer.org 2

Su empleo remite a la etapa actual de desarrollo humano, en cuanto la información es entendida como “bien intangible” que incide significativamente en el desarrollo económico de esta fase del capitalismo y constituye un elemento de cambio en las relaciones humanas y en el plano cultural. 3

Castells, Manuel (1999): La Era de la Información. Economía, Sociedad y Cultura: La sociedad Red, Siglo XXI, México. 4

Bell, Daniel (1991) El advenimiento de la sociedad post-industrial: un intento de prognosis social, Madrid, Alianza Universidad. Primera Edición1973. 5

Beck, Ulrich, (1986): La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad, Editorial Paidós, Barcelona.

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Según Oven Hanson, existe una contradicción aparente entre la sociedad del conocimiento y la de riesgo, ambas están creciendo a ritmos acelerados y se presentan como paradojas difíciles de comprender y por cierto de tolerar, especialmente porque ponen duda las expectativas sobre el papel del conocimiento en la prevención y control o erradicación de los riesgos generados por las sociedades, al tiempo que dejan al descubierto como este mismo conocimiento puede ser usado para incrementar riesgos como es el caso de las guerras por ejemplo. 7

Al respecto, Armand Matelart nos advierte que la expresión Sociedad de la Información, que comienza a gestarse a partir de la segunda guerra mundial y se institucionaliza a partir de los años 70 da continuidad a la valorización del “dato” en y para el proyecto de la modernidad occidental. En este sentido, las nuevas tecnologías y la noción contemporánea de información, heredan las concepciones de la razón moderna, basada en criterios lógicos de filiación matemática que ensalzan lo cifrable y lo medible como norma de perfectibilidad de la sociedad y parámetro del universalismo.(Op.Cit) 8

Uno de los problemas dominantes de la actualidad no es el acceso a más información. De hecho, estamos en la “era de demasiada información” (Gilbert 2000); no necesitamos mayor acceso a ella; el desafío es aprender a dar sentido a ese mar de información. 9

United Nations (2005): Understanding Knowledge Societies. In twenty questions and answers with the Index of Knowledge Societies, Department of Economic and Social Affairs of the United Nations Secretariat http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/UN/UNPAN020643.pdf 10

Mattelart, Armand (2004): La Sociedad de la Información: La retórica en acción, Revista América Latina en Movimiento, No. 385-386, edición especial, Foro Social de las Américas, ALAI, http://alainet.org/docs/7444.html 11

Es notable que en un planteo tan radical este ausente toda referencia a la visión patriarcal de la sociedad como elemento de la argamasa de este nuevo entorno, ni a las mujeres como sujetos de producción de saberes íntimamente ligados a la vida cotidiana, aspecto este que ha sido especialmente resaltado por la investigación feminista, en especial de la historia de las mujeres y que sigue sin ser reconocido y valorado adecuadamente. 12

Coloca como ejemplo de esta retórica el planteo del “gurú” del management Peter Drucker, que en su libro “La sociedad postcapitalista”, caracteriza la "Sociedad del Conocimiento" (Knowledge society): "El hombre instruido del mañana deberá contar con que viva en un mundo globalizado que será un mundo occidentalizado".

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