REVISTA DANZA EN ESCENA Nº 47 (NOVIEMBRE 2020) | Rubén Olmo

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DANZAENESCENA

XXI BIENAL DE FLAMENCO

FERNANDO CARRATALÁ

FESTIVAL DE PERALADA

PREMIOS

NACIONALES

DANZA 2020

Revista de La Casa de la Danza Nº 47 NOVIEMBRE 2020
RUBÉN OLMO

DANZAENESCENA

Nº 47_NOVIEMBRE 2020

EDITORA: Mila Ruiz

COORDINADOR: Perfecto Uriel

CONSEJO DE REDACCIÓN:

Víctor M. Burell, Nelida Monès, Joaquim Noguero y Mila Ruiz.

COLABORADORES:

Jonas Sáinz, Noelia Vicente Selfa, Sergio Cardozo, Victor M. Burel, Nora Peinador, Paloma Sainz-Aja, Andy Achsen, Orlando Taquechel, Artburst Miami, Raúl Cardenes, Agustín Santamaría, Pilar Pérez, Marta Carrasco

FOTOGRAFÍA:

James Rajotte, Laurent Liotardo, Patricia Lain, Antonio Leo, Simon Soong, Luis Castilla, Claudia Ruiz Caro, Josep Aznar .

MAQUETACIÓN:

Liosmar Ruiz leoruizmartinez@gmail.com

DIRECCIÓN:

Casa de la Danza, c/Rua vieja 25, 26001 Logroño (La Rioja)

MAILS:

Mila Ruiz: danzaenescena@gmail.com

Perfecto Uriel: casadanza@casadeladanza.com

(Las colaboraciones son gratuitas y responsabilidad de sus autores)

Fotografía de portada: James Rajotte

SUMARIO

4 EDITORIAL: Titanic sin orquesta, Jonas Sáinz

5 Danza: realidades como puños

Noelia Vicente Selfa

6 PORTADA: Rubén Olmo

Sergio Cardozo

12 Argentina - Argentinita II Parte

Victor M. Burel

19 ENTREVISTA: Fernando Carratalá

Nora Peinador

22 Los Ballets Suecos de Rolf de Maré

Paloma Sainz-Aja

25 CRÍTICAS: Mensajes intimos para un confinamiento

Paloma Sainz-Aja

26 Glauco Araujo: en Nueva York

Andy Achsen

29 XXV Festival Internacional de Ballet de Miami Orlando Taquechel y Artburst Miami

32 IX Velada de Danza Huesca

Raúl Cárdenes

34 ¿Cómo alargar la carrera profesional del bailarín?

Agustín Santamaría y Pilar Pérez

38 La Bienal de Flamenco de Sevilla

Marta Carrasco

46 Jesús Carmona e Iratxe Ansa

galardonados

48 Danza Histórica en la Europa Cortesana

49 La tira de Fredy

50 Actividades organizadas por La Casa de la Danza

Editorial

Titanic sin orquesta

Incluso en el Titanic la orquesta siguió tocando hasta que se fueron a pique. Aquí, no. Aquí hace ya más de medio año que no suena música ni se celebran apenas eventos culturales en vivo, en los que buena parte del valor del espectáculo radica en compartirlo.

Si creemos que podemos vivir sin cultura en vivo es que ya somos ignorantes. Si creemos que la cultura virtual nos es suficiente es que también nosotros somos ya poco reales. Si creemos que podemos vivir sin trabajadores de la cultura es que podemos vivir sin panaderos. Si creemos que es solo su problema es que nos lo merecemos. Si creemos que podemos prescindir de ellos es que aceptamos que también prescindan de nosotros. Si creemos que podemos vivir sin música o sin teatro o sin danza o sin circo o sin arte o sin poesía... si creemos que podemos vivir sin compartir todo eso y no convertirnos en otra especie más animal y menos humana es qué quizás ya lo seamos. Incluso en Altamira había artistas. ¿A qué caverna volveremos nosotros en la que nadie pinte los muros o entone un canto y dance alrededor de la hoguera?

Esto no es un asunto entre unos profesionales y las administraciones: en medio estamos el público, estamos el pueblo. Algo tendremos que decir el respetable; algo deberemos exigir los electores. La agonía del sector interpela a toda la sociedad a decidir si considera la cultura un bien de primera necesidad y un derecho irrenunciable como la educación, la sanidad o el trabajo también en tiempos de crisis. Si no lo creemos así y no actuamos en consecuencia es que la depresión es aún más profunda que la pandemia. Si nos resignamos es que somos una civilización condenada. Si no salvamos la industria de la cultura y a sus obreros es que ya nos estamos hundiendo. Y sin orquesta que toque, nuestro funeral será el triste adiós que merecemos.

Jonás Sáinz, periodista.

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Danza: realidades como puños

Ahora, que la danza ha sido tan loada por unos y por otros; más visionada que nunca por gente que no ha asistido a una representación en el teatro en su vida; tan compartida en las redes incluso por los propios profesionales que jamás comparten el material que no sea suyo; tan admirada por los timoratos que se escandalizan a la mínima; ahora, qué.

No nos engañemos, seguimos siendo el pariente pobre de las artes, la gran olvidada de la educación, la menospreciada de la sociedad (¿Bailas?, ¿pero a qué te dedicas de verdad?). Y no va a cambiar. Es pesimista este mensaje, lo sé; pero es la verdad: nada va a cambiar. Se avecinan tiempos de crisis profunda y seguiremos estando a la cola de todo: de preferencias de los políticos; de asistencia de público a los teatros (cuando se pueda, ¿será?); de estudiantes tanto profesionales como amateurs; de patrocinadores, etc. (si es que queda algún etcétera que añadir a esto).

No ayuda que este virus maldito que nos toca sufrir tenga como especial característica para su prevención el distanciamiento social. La danza es cuerpo, es carne, es contacto, es aliento y sin todos estos ingredientes, ¿en qué quedamos convertidos los profesionales de este arte?

Quiero ser “gorrión”, como reza el bellísimo artículo de Rosa Montero en el diario El País, pero creo que ahora no somos más que humo, humo que se diluye y se convierte en nada.

Cuando haya que repartirse el pastel de las ayudas, los bailarines y profesores de danza seremos, o mejor dicho, volveremos a ser: artistas locos, gente de mal vivir, trasnochadores, degenerados, libertinos, bohemios, perseguidores de sueños imposibles a los que no les corresponden más que las migajas, si acaso.

Los bailarines, los profesores de danza seguimos siendo, a pesar de lo que la mayoría piensan, personas de carne y hueso que necesitamos un techo donde refugiarnos, comida que llevarnos a la boca, pagar las mismas facturas que el resto de los ciudadanos, los mismos impuestos. Quizás nosotros mismos —los profesionales— hayamos alimentado esa creencia de que somos diferentes porque salimos de los estándares de vida acomodada, o porque tenemos aspiraciones diferentes, pero al igual que el resto de los seres humanos tenemos que cubrir nuestras necesidades básicas.

Hemos sobrevivido a crisis de todo tipo; tenemos espíritu tenaz; capacidad de sufrimiento; pero no somos inmortales, vamos a necesitar que ayuden a este sector tan castigado.

Como colofón:

¿Los que han compartido vídeos de hombres bailando dejarán ahora que sus hijos varones se apunten a ballet? ¿Los eruditos que han alabado el trabajo de los profesionales de la danza en estos días serán capaces de defender los intereses de nuestro sector? ¿Los programadores apostarán por la danza a la par que otros espectáculos? ¿Los legisladores contarán con profesionales que entiendan de danza para elaborar sus leyes? ¿El público en general que nunca asiste a espectáculos de danza comenzará a hacerlo ahora? ¿Empezaremos a ser considerados como profesionales y no como aficionados que hacemos algo que nos entusiasma en la vida? Pues eso.

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ARTÍCULO →
Danza: realidades como puños

Rubén Olmo, Director Artístico del Ballet Nacional de España

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Retrato de Rubén Olmo, James Rajotte

Rubén Olmo (Sevilla, 1980), Premio Nacional de Danza 2015, se ha incorporado al Ballet Nacional de España en septiembre de 2019 con la intención de trabajar para la preservación, la difusión y la movilidad del repertorio tradicional de la Danza Española, incorporando además nuevas creaciones y abriendo las puertas a las vanguardias y la experimentación. Ésta supone su segunda etapa en el BNE, compañía de la que formó parte como bailarín entre 1998 y 2002. Desde 2011 ejerció como director del Ballet Flamenco de Andalucía, institución dependiente de la Junta de Andalucía, con la que estrenó montajes propios como Llanto por Ignacio Sánchez Mejías o La muerte de un minotauro. Anteriormente, formó su propia compañía, para la que creó espectáculos como Érase una vez, Belmonte, Las tentaciones de Poe, Horas contigo, Naturalmente Flamenco y Diálogo de Navegante. También ha colaborado como coreógrafo o bailarín con figuras destacadas de la danza española como Aída Gómez, Antonio Najarro, Eva Yerbabuena, Víctor Ullate, Antonio Canales, Rafael Amargo, Isabel Bayón y Rafaela Carrasco.

Desde muy niño ha tenido la necesidad innata de bailar ¿nos puede contar cómo surge esa inclinación hacia la danza, o si hubo un momento puntual que vislumbrara la posibilidad de abrazar esta profesión?

Cuando tenía dos años vi bailar a niños de todas las edades de una academia de flamenco en las fiestas del barrio de mis abuelos y empecé a imitarlos. Mi familia se dio cuenta de que me gustaba el baile y me apuntaron a esa academia. Pero no fue hasta que, unos años después, vi en televisión la película Carmen, de Carlos Saura, con Antonio Gades, y entonces comprendí que la danza era algo serio. Ese fue el momento en el que la danza me deslumbró y me hizo abrirme a otros caminos, fue lo que me hizo decidirme para entrar a los 9 años en el Conservatorio de Danza de Sevilla.

¿Ha tenido un su entorno familiar, ejemplos que le estimularan a su inclinación hacia las artes?

No me he criado en un ambiente artístico, pero sí he tenido todo el apoyo para que siguiera ese camino. No puedo pensar en mejor ejemplo que el sacrificio de mis padres para que pudiera estudiar.

Después de haber tenido su propia compañía con tan solo 23 años y de dirigir el Ballet de Andalucía, ¿qué le impulsó a presentar un proyecto a la compañía estatal?

Siempre he tenido muy claro lo que quería en mi vida artística. Decidí asumir la gran responsabilidad de crear mi propia compañía cuando era muy joven, y he montado muchos espectáculos, tanto para ella como

para otros artistas y para el Ballet Flamenco de Andalucía. Tras esa trayectoria, en ese momento sentí que era un paso natural para mí presentarme como candidato a dirigir el Ballet Nacional de España.

Con tan solo 18 años estuvo como bailarín del BNE, ¿cuál es su opinión sobre la evolución que ha tenido la compañía durante todos estos años? ¿Ha tenido la sensación de “volver a casa”?

En su estructura y forma de trabajar, el Ballet Nacional de España no ha cambiado mucho con los años. Sí ha cambiado el concepto y se ha acercado más al público gracias a las redes sociales. Siempre que he vuelto a trabajar con el Ballet Nacional de España, bien como artista o como coreógrafo invitado, me he sentido en mi casa. No porque estuviera muchos años, porque no fue así, pero sí porque viví momentos tan especiales, que me aportaron tanto, que suponen una etapa importante de mi vida.

A pesar de que en estos pocos meses se ha encontrado con las limitaciones del estado actual de pandemia, ¿se siente satisfecho y acompañado por el equipo técnico y bailarines en los programas que ha podido presentar?

Realmente, me siento muy satisfecho con todo el trabajo que estamos haciendo desde que entré. Tanto yo como mi equipo hemos tenido todo el apoyo de todos los departamentos del BNE. Trabajamos con ellos mano a mano. Siento que creen en mi trabajo. Por ello, creo que hemos podido hacer grandes cosas dentro del Ballet Nacional de España.

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ENTREVISTA → Rubén Olmo

Como a todo el mundo, nos ha tocado vivir esta pandemia, y nos estamos amoldando a una forma nueva de trabajo. No es fácil, pero vamos aprendiendo poco a poco, sin parar de trabajar y de luchar. Siento que estamos haciendo cosas preciosas a pesar de todo.

En términos generales ¿cuáles son sus objetivos que pretende llevar a cabo bajo su gestión?

Dentro de mi gestión en el Ballet Nacional hay algunos puntos claves que quiero desarrollar durante estos cinco años. Como compañía referente, debemos preservar y difundir todos los estilos de la danza española. También intentaré recuperar ballets que han tenido gran importancia en la historia, tanto dentro del Ballet Nacional de España como fuera de la compañía, como hemos hecho con De lo flamenco, de Mario Maya.

Además, trabajaré para que los jóvenes creadores tengan su sitio dentro del Ballet Nacional de España y desarrollar montajes nuevos de distintos coreógrafos, tanto de tradición como de vanguardia, y de otras disciplinas, para engrandecer la danza española.

Necesito que el Ballet Nacional de España sea sus pulmones y el corazón de la danza española. Enseñarle a todo el mundo lo que es y lo que ha sido. Ya hemos puesto en marcha la difusión del archivo histórico del Ballet Nacional de España, y pretendo llevarlo a los grandes teatros de todo el mundo. Mi intención es que cada día el Ballet Nacional de España esté más cerca tanto del público como de los creadores.

¿Tiene previsto continuar con la labor pedagógica y de colaboración con otras instituciones, que se venían realizando durante la etapa anterior a su llegada? Sí, nosotros queremos no solo continuar el proyecto pedagógico que se inició durante la anterior dirección sino, además, desarrollarlo. Junto con Belén Moreno, que dirigía ese proyecto pedagógico desde el principio, y Maribel Gallardo, hemos acercado la danza española en todos sus estilos y el Ballet Nacional de España a los niños a través de talleres didácticos en colegios de las ciudades donde vamos de gira. Este proyecto que ini-

ciamos en Jerez de la Frontera ganó el Premio Flamenco en el Aula 2020 que otorga la Junta de Andalucía.

Ahora mismo, como no podemos ya impartir los talleres en los colegios ni los estudiantes pueden asistir a los ensayos, estamos preparando otra fórmula para que el proyecto no se detenga por la pandemia.

En el poco tiempo que lleva frente al Ballet Nacional, ¿encuentra algún impedimento institucional para el desarrollo de su labor artística o administrativa? No me he encontrado con ningún impedimento para mi labor artística. Estoy desarrollando mis ideas y mi proyecto junto con mi equipo y todos los departamentos del Ballet Nacional de España. He sentido siempre el apoyo para seguir haciéndolo y para poder disfrutar de todo lo que se puede hacer en el Ballet Nacional de España.

¿Ha tenido referentes artísticos, a lo largo de su carrera, en los distintos estilos que abarca la danza española? ¿Podría mencionar alguno/a y por qué? He tenido muchísimos referentes y de distintos estilos de danza. Me gusta tanto la danza que siempre me quedo con las cosas positivas de cada compañero y cada maestro. La maestra que me enseñó otra estética de la danza española y con la que empecé a perfeccionar la escuela bolera y la danza estilizada con otra técnica fue Aída Gómez. En el flamenco he tenido a muchos referentes y de diferentes estilos, desde Manuela Carrasco a Mario Maya. He tenido siempre como referente, y además gran amigo, a Antonio Canales. Aparte de un gran bailaor, lo considero un gran profesional porque se dejó coreografiar por mí, una persona más joven, y desde entonces hemos trabajado muchas veces juntos. Eva Yerbabuena, en cuya compañía bailé, también es un referente para mí. Aprendí mucho de ella viéndola entre cajas bailar cada noche, gira tras gira, como una diosa. Israel Galván también ha sido un referente para mí desde pequeño. Viví de cerca su cambio de mentalidad acerca de la danza. Lo vi bailar el flamenco tradicional puro como nadie y cómo su carrera fue cambiando a la búsqueda de la vanguardia.

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“Necesito que el Ballet Nacional de España sea sus pulmones y el corazón de la danza española”
Rubén Olmo, James Rajotte
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Rubén Olmo, James Rajotte

¿Qué opina de las nuevas propuestas de danza española que se acercan a las “vanguardias artísticas” y que se alejan de la danza más tradicional? Depende mucho del coreógrafo que lo haga. Hay un momento en la carrera de un coreógrafo que le pide llegar un poco más allá de la tradición y llevar a cabo un espectáculo de vanguardia. Me parece maravilloso si se hace con todo el respeto a la danza española, que tiene sus métodos y códigos. ¿Por qué no? Mientras exista el equilibrio, me parece maravilloso.

¿Cuál es la motivación para realizar la próxima nueva producción de “La Bella Otero” que tiene previsto para el próximo año?

La Bella Otero es un título que vive conmigo desde los primeros pasos que di como coreógrafo. Cuando me encontré con el personaje me llamó mucho la atención su vida porque se conoce su nombre pero no el trasfondo de su historia, y tuve claro que debía haber un momento en mi carrera en el que tenía que poder desarrollar esta obra con una gran compañía. Han sido muchos años en los que he encontrado motivación en diferentes músicas, además de la estética y el vestuario de la Belle Époque.

¿Cómo cree que se ha desarrollado la danza, a lo largo de estos años y qué reivindicaciones personales reclamaría para el sector?

El desarrollo ha sido muy grande. Creo que, poco a poco, la danza va teniendo mucho más sitio en los teatros por méritos propios. El público en general se interesa mucho más por la danza porque es la gran belleza de las artes escénicas, aunque fuera, sin duda, la más apartada. Sin embargo, ella por si misma se está poniendo en la posición que la corresponde y lo hará cada vez más.

Lo que le pido al sector es que nos mantengamos unidos. Lo hice cuando no pertenecía al Ballet Nacional de España y lo hago ahora. Creo que en el pasado no ha existido esa unión imprescindible para que nos tomaran en serio en muchos momentos. Afortunadamente, poco a poco se está consiguiendo. Cuando estemos unidos del todo podremos reclamar todo lo que necesitamos, que es mucho, pero tenemos antes que demostrar que somos un sector unido. Y eso es lo que siempre ha sido muy complicado en la danza.

Para concluir, ¿cuáles son los próximos proyectos, giras o actividades que piensa llevar a cabo en las próximas temporadas, teniendo en cuenta el estado sanitario en el que nos toca vivir? ¿En qué modo ha afectado el estado de pandemia a las actividades de la compañía?

Con la pandemia que estamos viviendo es muy difícil hablar de giras. Vamos a intentar, si las autoridades y la situación sanitaria lo permiten, llevar a cabo las giras que tenemos programadas del programa Invocación, que estrenamos el pasado marzo en el Festival de Jerez. Lo íbamos a representar en junio en el Teatro de la Zarzuela de Madrid pero el cierre de los teatros hasta septiembre obligó a su cancelación.

De momento, estamos trabajando en el Centenario de Antonio Ruiz Soler, que estrenaremos en abril de 2021 en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, y en el ballet de La Bella Otero, que presentaremos en julio en el Teatro de la Zarzuela.

¿Desea comentar algo más como mensaje a nuestros lectores para motivar a ver y difundir la danza española?

Les pido que vayan al teatro, que disfruten de la danza española, y de la danza en general, porque es lo más bello. Estoy seguro de que volverán muchas veces más a ver danza si no la conocían todavía.

A todos los jóvenes bailarines que les ha tocado vivir este momento, les aconsejo que tengan paciencia, que no se desmotiven y que sigan trabajando al máximo, porque llegará su momento y tienen que estar preparados y fuertes para cuando llegue puedan disfrutar de verdad de lo que es la danza, el teatro, las giras, lo que es una gran familia.

Gracias Rubén Olmo por atendernos y compartir tantas cosas. Nuestros mejores deseos de éxitos para el futuro.

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