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30 AÑOS DE ÍBERICA DE DANZA Una historia de amor y danza: Violeta Ruiz del Valle y Manuel Segovia

Por Mercedes Albi Murcia & Danza en Escena

La Compañía Ibérica de Danza fundada en 1993 por Manuel Segovia (Premio Nacional de Danza a la Creación 2001 y Premio Villa de Madrid a la Coreografía 2004) y Violeta Ruiz del Valle, es una de las más consolidadas y prestigiosas del panorama escénico español.

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Durante 30 años ininterrumpidos ha subido a los escenarios de más de treinta países sus espectáculos, donde la riqueza de la danza española es reinterpretada en un equilibrado espacio en el que convergen tradición y vanguardia.

La investigación, innovación y difusión del patrimonio dancístico español constituyen las señas de identidad de esta compañía residente en Las Rozas de Madrid desde el año 2000.

La danza española: El neo-folk, la danza estilizada, la escuela bolera, la danza histórica y el flamenco, con la música en directo, el teatro y el circo, forman parte según la producción, de las 30 producciones estrenadas hasta el momento, presentadas en todo el mundo, con absoluto éxito de público y crítica.

Violeta, naces en Madrid y comienzas tu recorrido profesional en el Conservatorio de la ciudad. También sigues aprendiendo en escuelas de maestros de reconocido prestigio en nuestro país, ¿cómo fueron esos años de formación antes de entrar a formar parte de la Antología de la Zarzuela de José Tamayo? Empecé estudios de danza y música en un Centro Sindical de barrio de los de entonces. Me examiné por libre en el Real Conservatorio de Música y Danza como se podía hacer en los años 70. Por avatares de la vida acabé las carreras de Ballet Clásico y Danza Española en Murcia donde completaban los estudios con solfeo, historia del arte y anatomía aplicada a la danza entre otros… Conocí a Mayte León, la que posteriormente crearía el Psicoballet que lleva su nombre, del que formé parte desde su creación y que en la actualidad dirige su hija Gabriela. Después entré en el Ballet de Luisillo que iba a formar parte de la Antología de la Zarzuela de Tamayo y que se presentaba en la Plaza de Toros de las Ventas durante dos veranos. Mis compañeros fueron nada menos que Pacita Tomás y Joaquín Villa, Conchita del Mar y Jose Luis Ponce, Laura Toledo y Antonio Salas y Lina y Miguel entre otros muchos, que también eran maestros en ese momento y a la vez me formaba en sus clases y con sus consejos prácticos…

Manuel, naces en Segovia y estudias música y guitarra clásica en el Real Conservatorio de Madrid. Danza tradicional con Juanjo Linares, ballet clásico con Juana Taft, danza clásica española con Betty y Aurora Pons, flamenco con María Magdalena y Ciro, entre otros maestros…, ¿cómo recuerdas esos años de formación con ese puñado de grandes maestros? Mis recuerdos de esa época de mi vida transitan entre tres barrios madrileños Chueca, Opera, y Atocha. El estudio de Karen Taft, El Conservatorio superior y la Sede del Ballet Nacional que estaba en el edificio del que hoy es museo Reina Sofía. Tuve la gran suerte de tener grandes maestros que me enseñaron el universo de la danza escénica española. Todos ellos transmitían pasión por su trabajo y eso es lo que me queda, el cariño con el que enseñaban, el rigor y el respeto por lo que hacían. Y por supuesto todos ellos están en mi forma de percibir la danza, en mi trabajo, pero sobre todo están en mi corazón, grandes personas, grandes maestros todo mi agradecimiento a tanta generosidad.

Ivars es un apellido para ti, Violeta, muy importante en tu carrera profesional. Háblanos un poco más del Ballet de Silvia Ivars y de ese periodo de tu trayectoria. Del contacto con estos compañeros mencionados entré a formar parte del Ballet de Silvia Ivars. Una compañía con un estilo propio y en el que destacaba la escuela bolera. Estuve en gira durante varias temporadas por diferentes países además de largas temporadas en Mallorca e Ibiza. No era sólo una compañía al uso, era una escuela en la que ampliabas tu formación en muchas áreas: disciplina, comportamiento, maquillaje, costura para pequeñas reparaciones en el vestuario de compañía que te correspondía, colaboración entre compañeros, etc... y de esta escuela y trayectoria entré directamente en 1983 en el Ballet Antología de Alberto Lorca, que dirigían María del Sol y Mario la Vega, para formar parte de la Antología de la Zarzuela y allí es donde nos conocimos Manuel y yo.

Además con esta compañía, después de varios años ya con Manuel y después de diferentes giras con esta compañía, Camborio y Joaquín Ruiz entre otros por todo el mundo, nos fuimos de capitanes del Ballet de Silvia Ivars a Puerto Rico del 90 al 92. Allí aprovechamos para realizar diferentes estudios tanto de danza con el Ballet Concierto de Puerto Rico como de otras disciplinas en la Escuela de Arte de San Felipe del Morro. De esa experiencia nos planteamos crear nuestro propio proyecto junto a mi hermana Raquel que estaba también en aquel contrato…

¿Cómo os conocisteis Manuel y tú?

Violeta.- Jajaja!!! Nos lo preguntan a veces pero no sale en entrevistas y la verdad es que ahí está la clave del origen de la compañía que creamos 10 años después de conocernos: Ibérica de Danza.

Manuel.- Nos conocimos en el año 1983, durante la famosa gira de la Antología de la Zarzuela de Tamayo que emprendimos 100 personas durante 6 meses por Iberoamérica y EEUU y por ello es también este año nuestro aniversario que cumplimos 40 años de nuestro encuentro.

¿Cuál es el secreto de que una pareja que además trabaja junta dure tanto tiempo?

Violeta.- No pensamos que haya algún secreto, pero sí hemos analizado en alguna ocasión que tal vez el hecho de que inicialmente fuéramos muy amigos compartiendo gustos y filosofía de vida, tenga más que ver con ello de lo que pensamos y por eso llegamos a proyectos en común que son las claves para una evolución de vida.

Manuel.- Trabajar con tu pareja en lo profesional y en el día a día no es sencillo. Hay momentos en los que hay que esforzarse un poco para encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, pero todo acaba encontrando su espacio a partir del diálogo, la buena fe y por supuesto, el amor…

Entonces, cuando coincidís trabajando juntos en la Antología de la Zarzuela en 1983, se produce ese encuentro generador de Ibérica de Danza, compañía que ahora conmemora sus 30 años de andadura.

Violeta.- Llevamos trabajando juntos por el mundo desde 1983 y anteriormente cada uno en diferentes compañías. Cuando en los 90 decidimos emprender el proyecto Ibérica de Danza no teníamos ni idea de dónde nos metíamos. Compartir un proyecto profesional es la clave de muchas cosas, buenas y menos buenas, pero al final es conocimiento de pareja y en definiti- va, humano. El balance es positivo y nuestros logros, y los proyectos que pensamos emprender sabemos de antemano que son difíciles, pero en el reto está la aventura y la fascinación por la danza es lo que nos guía, nuestro afán de expresar nuestro propio lenguaje coreográfico.

Manuel.- Teníamos una idea creativa ilusionante que pensábamos podía tener futuro, pero, sinceramente, y como dice Violeta, no teníamos ni la más remota idea de la complejidad de lo que emprendíamos y de nuestra ignorancia para enfrentarnos a ello, algo que desde luego podría habernos llevado a la separación en los muchos momentos complicados que pasaríamos y seguimos pasando, o fortalecernos con el paso del tiempo aprendiendo a definir papeles, superar obstáculos, a compartir en definitiva avanzando o cambiando de rumbo… Y aquí estamos.

¿Manuel, y de tu periodo en la Escuela del Ballet Nacional de España (1977-1979) qué recuerdos tienes? Grandes ventanales que daban a un inmenso patio, pasillos interminables y laberínticos donde corríamos de clase en clase para no perdernos ni una; sudor, repetición, música, esfuerzo, un día tras otro vividos desde el instante. La danza como centro, como el eje de la cotidianidad, cada palabra, cada gesto cada movimiento, otro día y otro y otro, llenos de ilusión, de vida, llenos de proyectos.

La figura de Juanjo Linares es uno de los pilares fundamentales en la danza tradicional de España, ¿qué ha significado para Manuel en el devenir profesional, en el personal y en el de Ibérica de Danza?

Fue un maestro generoso y un amigo. Con él empecé a bailar y fue el que me mostró el mundo de la danza tradicional, sin él probablemente Ibérica no hubiera existido o seria otra Ibérica. Juanjo fue un pilar en nuestros inicios, el pilar donde nos apoyamos cada vez que teníamos un proyecto, un guía, un mentor, todo a la vez.

En este país nuestro, donde la danza en general tiene pocos reconocimientos, ¿qué significa ser poseedor de galardones tales como Premio Nacional de Danza a la Creación 2001 y Premio Villa de Madrid a la Coreografía 2004?

Es indudable que los Premios y sobre todo un Premio Nacional son trascendentes para tu futuro. En el desconocido mundo de la Danza es un aval que permite una mayor contratación de la compañía, aunque realmente no llega tanto al público como nos gustaría, y que procuraría, además, una mayor afluencia de espectadores. Es verdad que cada vez va habiendo más reconocimientos que facilitan la contratación de las compañías, pero aun así, al no haber un hábito de acudir a espectáculos de danza, hay propuestas muy buenas que no tienen reconocimientos y por ello son menos contratadas. En Holanda, por ejemplo, programan todos los días de la semana porque la gente acude a todo tipo de espectáculos. Allí vamos cada dos años, no necesitan hablar de premios, acuden a lo que se programa y en nuestro caso con ser Ibérica de Danza nos dan fecha para dos años después sin saber aun el programa que haremos.

Ibérica de danza es una formación pionera de la Danza Española creada en 1993. ¿Cómo es ese recorrido de 30 años creando y fusionando el Folclore, el Ballet, la Escuela Bolera, la Danza Histórica y el Flamenco?

Desde el inicio de la compañía teníamos claro que queríamos reflejar la riqueza de estilos de la danza española en una fusión con diferentes técnicas sin perder el sabor original y así, como en la cocina de autor se fusionan ingredientes para obtener nuevos y enriquecedores resultados, nos inclinamos desde el principio en esta idea. En sus inicios el folclore, tratado por Manuel a través de su formación, investigación y creatividad, fue lo que le dio a la compañía una personalidad propia y por lo que obtuvo el Premio Nacional de Danza a la Creación en 2001. Esto ha servido como referencia para otras compañías a través del tiempo. La compañía ha ido evolucionando en espectáculos con una mayor amplitud de estilos siempre dentro de los registros de la danza española. Lenguajes más contemporáneos, colaboraciones con circo, actores y enfocada en la actualidad en temas concretos desde Carmen vs Carmen en 2015, pasando por Romero de Torres o Fígaro, Barbero de Sevilla entre otros… y con el reciente estreno del 30 Aniversario con un viaje en retrospectiva con Celebración en la 1ª parte y en la 2ª con el estreno de Gaudí Dance Experience, un relato con curiosos detalles de su vida dedicado al genial arquitecto y humanista.

Investigación, defensa del rico patrimonio español, recreación, son términos que os acompañan desde los primeros días de Ibérica de Danza, ¿España respeta y considera este tipo de trabajo especialista y de mucha responsabilidad?

Tiene que ver con lo anteriormente dicho y al final obedece al resultado del espectáculo en sí. La forma de comunicarlo es muy importante porque los términos patrimonio, folclore o tradición suponen en España un rechazo absurdo de por sí y aún sigue pasando… Están surgiendo de nuevo creadores que se están inspirando en el folclore para sus creaciones y en principio las expectativas y los resultados, a nivel general, son buenos pero en un corto plazo de tiempo dejan de interesarse por ello y dejan de programarlo…

Violeta y Manuel: productores, distribuidores, gestores, coreógrafos e intérpretes, ¿cómo se lleva tanta tarea a lo largo del día y de los años?

¿Qué cómo se lleva? Buf! Se lleva como se puede, en constante aprendizaje y evolución, con mucha paciencia y creyendo en lo que haces…. Somos de la Resistencia como dice Manuel, guerrilleros en las trincheras en constate lucha por la supervivencia. Yo dejé de bailar hace mucho tiempo porque no podía compaginarlo con la gestión y alguien tenía que hacerlo. Me fui formando en cursos constantes y el tiempo fue poniendo las cosas en su sitio. Manuel también dejó de bailar para dedicarse por completo a la parte creativa, co- reografía y temas técnicos. Y mi hermana Raquel, que como sabes empezamos los tres con la compañía, sigue bailando y es la que lleva los ensayos. Pues eso, siempre estás aprendiendo. Como en todo para bien y para mal, a pesar de los años y el reconocimiento de la profesión por la trayectoria, no hemos conseguido beneficios que nos permitan mantener un equipo y unas herramientas para trabajar de una forma desahogada. Ahora, con el reciente estreno de nuestro 30 Aniversario en los teatros del Canal, las entradas agotadas un mes antes, y el público puesto en pie, nos hemos llevado la grata sorpresa de que a lo mejor ya empezamos a ser conocidos por el gran público después de 30 años…!, ese público que al final es el que llena los teatros…

Desde el año 2000 sois compañía residente en Las Rozas de Madrid, ¿qué significa para una formación tan reconocida como la vuestra tener un espacio donde crear de manera permanente?

El tener un espacio fijo para ensayar bien preparado como es la Escuela de Danza de las Rozas, incluso con varias salas, y poder poner en marcha las producciones es muy importante para la estabilidad de una compañía y eso sin lugar a dudas ha contribuido a una evolución positiva. En nuestros inicios el hecho de estar en diferentes estudios con cambios de horarios por no haber fácil disponibilidad de salas y tener que aparcar en Madrid, no crea estabilidad y acaba por deteriorar el proceso de crecimiento. La creación del Proyecto de Compañías Residentes fue una iniciativa de la Comunidad de Madrid que nos consta se está replicando en otras Comunidades también con éxito. Ahora lo deseable es que se siga ampliando para dar nuevas oportunidades a más compañías.

Sabemos que la Compañía posee 5 nominaciones a los premios MAX 2013 (Mejor Espectáculo de Danza, Mejor Música, Mejor Coreografía, Mejores Bailarines y Bailarinas). Los premios, los galardones y reconocimientos, ayudan en algo al día a día laboral, a la búsqueda de funciones para sufragar todos los gastos que eso acarrea?

Es lo que comentábamos antes sobre los premios, que en principio ayudan como aval de calidad pero que a la larga lo ideal y la aspiración sería que el público tuviera el hábito de ir a ver espectáculos de Danza porque hay muchos espectáculos buenos sin premios y viceversa. Por ello es importante que exista, por fin, un Centro Coreográfico Nacional donde se programe regularmente danza durante todo el año para generar afición porque muchos de los programadores de los Teatros, aun con premios y nominaciones, no se atreven a programar danza argumentando que no hay público para la danza.

¿Qué os parece la idea de que exista, a parte de los Conservatorios, unas Escuelas ligadas directamente a nuestras Compañías Nacionales de Danza? Esto fue un magnífico proyecto del Ballet Nacional de España durante algunos años pero ya desaparecido desde hace muchos más.

Desde luego era muy importante como conexión de las escuelas, privadas o públicas de donde vinieras, con el más alto nivel de la danza española y también como un paso intermedio para acceder al Ballet Nacional, si el bailarín al final decidía formar parte de ello. El que hoy en día un bailarín que pase una serie de pruebas pueda acceder directamente al Ballet Nacional sin pasar por pasos previos en compañías privadas o por una escuela como la que hubo, nos parece un error. Mi experiencia en la Escuela del Ballet Nacional cuando era director Antonio Ruiz fue muy positiva ya que consolidaba la formación del alumno acercando el nivel de la compañía a los alumnos y les permitía desarrollar tanto sus talentos técnicos como creativos. Esto no implicaba que los que allí estudiábamos formaríamos parte en un futuro del BNE si no que nos ayudaban a descubrir nuestros propios caminos. Por ello muchos de los que ahí estuvimos seguimos investigando y descubriendo. En mi caso participando en diferentes proyectos de Alberto Lorca con el Ballet Antología, con otras compañías y posteriormente formando Ibérica de Danza.

Es tanta la historia que se cuece en vuestra trayectoria que resulta difícil sintetizar. Habría que dedicaros un amplio especial para los anales de la Historia de la Danza de nuestro país. Para terminar esta entrevista, ¿alguna cosa que queráis añadir y que se nos haya pasado por alto?

Jajaja!!! ¡Qué honor! ¡Para los anales de la historia! Desde luego en 30 años ininterrumpidos hay muchas batallitas que contar. Con más de 30 producciones y una media de 8 bailarines en cada producción, con mucho vestuario, escenografía, músicos en directo en algunas producciones y en viajes por todo el mundo hay mucho que contar a todos los niveles, pero en definitiva somos un eslabón más en una cadena de trasmisión de la danza española.

Habría que añadir que hay muchos maestros que, sin ser tan conocidos como los habituales, han formado a muchos bailarines y forman parte de la historia de la danza española. Todo ello se debería estudiar en las escuelas y conservatorios para conocer y dar valor a nuestra historia, que aún es cercana y algunos viven todavía, entre ellos Pacita Tomás con 93 años, pero no vamos a entrar en detalle ahora porque es un tema muy amplio y para ello está la Tesis Doctoral de Luisa Algar y que podéis consultar: La Danza Española escénica, un oficio artístico: 1940-1990, tesis doctoral de Luisa Algar Pérez-Castilla y dirigida por Francisco Javier Ruiz San Miguel y Ana Julia Gómez Gómez. Málaga 2015.