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Paz y educación, deseos convertidos en compromisos para 2023

El nuevo año siempre implica buenos deseos, retos, propósitos y hasta promesas para cumplirlas en los siguientes 12 meses. En nuestro caso, en el mes de Don Bosco, los buenos deseos son a la vez compromisos con los menores que atienden los misioneros salesianos en los cinco continentes y que se resumen en dos: paz y educación de calidad para todos.

Nuestros deseos para el nuevo año son, a la vez, propósitos y compromisos con los más desfavorecidos. A pesar de las guerras, del hambre, de las sequías y de las desigualdades, nuestro objetivo principal para este año será seguir construyendo cultura de paz, pero también que los niños, niñas y jóvenes del mundo estén acompañados, protegidos y tengan acceso a la educación para ser los protagonistas de sus vidas y disfrutar de un futuro lleno de oportunidades en los 134 países en los que trabajamos.

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La pandemia nos sigue dejando incertidumbre, las guerras, injusticia, dolor, pobreza y desplazados, y las consecuencias del cambio climático continúan su avance con graves sequías en unos lugares e inundaciones en otros… Co- menzamos el nuevo año con el temor a una recesión económica que está agrandando más la brecha entre ricos y pobres, mientras que el conflicto en Ucrania, en pleno corazón de Europa, ha sumido al mundo en una grave crisis que ha aumentado el hambre y ha hecho retroceder todas las estadísticas de bienestar.

Más pobreza

Iniciamos el año con más pobreza, menos escolarización, más vulneración de derechos para la infancia, más riesgos para la salud ante la falta de agua y la mayor cifra de desplazados de la historia. Pero a pesar de todo, no podemos perder la esperanza ni dejar de trabajar para construir un mundo mejor. La educación, a través del Sistema Preventivo