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La Familia Salesiana y los jóvenes vulnerables

Del 9 al 11 de diciembre se celebraron en El Escorial (Madrid) las II Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana.

En estas Jornadas, constatando la necesidad de dar respuesta a nuevas realidades sociales desde los grupos de la Familia Salesiana, el tema fue “Jóvenes vulnerables, refugiados y migrantes con la Familia Salesiana”. Se contó con alrededor de 75 participantes de casi todos los grupos de la Familia Salesiana con presencia en la Inspectoría salesiana de Santiago el Mayor (SSM): Salesianos, Hijas de María Auxiliadora, Salesianos Cooperadores, Asociación de María Auxiliadora, Exalumnos y Exalumnas de Don Bosco, Voluntarias de Don Bosco, Hijas de los Sagrados Corazones, Asociación de Damas Salesianas u Hogares Don Bosco.

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Auxiliar al necesitado Fernando García, Provincial de Salesianos SSM, en la ponencia inaugural “Fui forastero y me hospedasteis”, animó a ser evangelizadores con espíritu en nuestra Familia carismática, y dio pistas de los retos que tenemos como Familia Salesiana, a los que hay que dar respuesta como comunidad. Además, pudieron escuchar el testimonio de destinatarios de dos proyectos con jóvenes vulnerables: Elena, acogida ucraniana en la casa de Galapagar (Madrid), y tres jóvenes africanos acogidos en la casa Magone de Burgos. Su experiencia demuestra el buen trabajo que la Familia Salesiana está realizando.

Además, tuvieron la oportunidad de conocer las Plataformas Sociales Salesianas, tanto de los Salesianos (BoscoSocial) como de las Salesianas. También asistieron a la presentación de todos los grupos de la Familia Salesiana presentes, haciendo a los asistentes partícipes de su labor en el campo de los jóvenes y familias vulnerables.

Joan Lluís Playà, Delegado del Rector Mayor para la Familia Salesiana, presentó la carta del Rector Mayor sobre el alcance social de la misión salesiana: “¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!”. Instó a “seguir sacando brillo al carisma recibido de Don Bosco”, con propuestas de buenas prácticas en el trabajo social, sin tener miedo, siendo valientes como lo fue el propio Don Bosco, ya que esta tarea no es ya simplemente una opción: Jesús nos espera en los más pobres.

Las conclusiones, presentadas a modo de manifiesto, muestran la riqueza y profundidad del trabajo realizado esos días: Ante los jóvenes vulnerables, refugiados y migrantes, somos Familia Salesiana que miramos y escuchamos el malestar de los jóvenes y sus familias, y actuamos cubriendo necesidades educativo-sociales, poniendo alma salesiana, en comunión como movimiento carismático.

En definitiva, estas Jornadas fueron una oportunidad para animar y fortalecer la vocación como Familia Salesiana y vislumbrar los retos que surgen de ser interpelados por los cambios sociológicos de nuestros días. Ahora toca volver a las casas, y concretar, con una identidad común, las actuaciones a llevar a cabo.