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Jóvenes vidas vocacionadas UNA VOCACIÓN QUE DA SENTIDO A LA VIDA

Una vocación que da sentido a la vida

Julio Pedraza, joven tarrasense de 25 años, hizo su primera profesión como salesiano el 8 de septiembre de 2022 en Italia. En este artículo conocemos más sobre su vida y su ejemplo de vocación.

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Julio Pedraza (o Julito, como se le llama cariñosamente en el ambiente salesiano), nació en Tarrasa, cerca de Barcelona, en julio de 1997. A los 3 años entró como alumno en el colegio de las salesianas, y desde entonces, no ha dejado de estar nunca en la casa de Don Bosco. Hizo la primaria, la ESO y el bachillerato con los salesianos de su ciudad natal, y al concluir este período formativo, estudió magisterio y un máster de teatro. Así lo recuerda: “De pequeño ya entré a conocer y a formar parte de la familia salesiana, puesto que con 3 años empecé en la escuela de educación infantil de las salesianas de mi ciudad, y con 6 años ingresé en la escuela de los salesianos. También con esta edad, comencé a frecuentar el esplai (oratorio), y desde entonces, no he dejado nunca de ir, primero como destinatario, y más tarde como animador, director y responsable del mismo”.

Y, ¿por qué no?

Cuando se le pregunta por el origen de su vocación, él dice que desde siempre la tuvo, pero que se resistió y puso muchas excusas: “Don Bosco me cautivó desde que era pequeño. Pero para dar respuesta a la llamada que sentía por parte de Dios a ser salesiano, me he resistido un poco. Algunas veces sentía dentro de mí la pregunta ‘salesiano, ¿por qué no?’, y siempre encontraba excusas para decir que eso no era para mí”. Incluso en más de una ocasión, algún salesiano le llegó a decir: “Julito, tú podrías ser un buen salesiano”. Finalmente, cuando ya estaba trabajando como maestro, y después de haber sido presidente de la Federación de Centros Juveniles de Cataluña y Coordinador del MJS de Barcelona, se decidió a iniciar un proceso de discernimiento cuidado y sistemático que le llevó a tomar la decisión de hacer el prenoviciado (en Badalona) y el noviciado (en Genzano, Italia). El pasado 8 de septiembre realizó su primera profesión como salesiano, opción que ha podido madurar gracias a la experiencia de acompañamiento vivida en estos dos últimos años.

Julito cree que la vocación salesiana consagrada aporta mucho a su persona: “Aporta el sentido a todo, descubrir quién soy, y sobre todo, para quién soy. La vocación salesiana le da valor a mi vida, así como también fuerza, coraje, paz profunda, y sobre todo, una enorme alegría”.

Tiene una mirada positiva sobre los jóvenes de hoy. Los ve cargados de ilusión, con grandes deseos de comprometerse en la transformación del mundo, sensibles ante las injusticias y llenos de energías. También cree que “necesitan que se les escuche, porque tienen mucho que decir, pero por medio de un modo de escuchar que tiene que ser abierto, sin prejuicios y sin nuestras respuestas ya preconfiguradas”.

Jorge Juan Reyes, sdb