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Cosas que pasan EL PAPA Y LOS DESAFÍOS GLOBALES

El Papa y los desafíos globales

Javier Valiente, sdb director@boletin-salesiano.com

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Apertura del Congreso y Sesión Plenaria en el viaje apostólico del papa Francisco a Kazajistán. No hay que perder de vista los viajes que hace el Papa. Obviamente, en el Vaticano, siempre se han cuidado minuciosamente los viajes, particularmente los internacionales, claro, que realizan los pontífices. En el caso de Francisco estos viajes se han convertido en todo un lenguaje, que va más allá de los propios discursos del Papa. La elección de los lugares, los interlocutores, los temas y gestos… conforman todo un mensaje que Bergoglio quiere transmitir.

Así ha sido en el 38º viaje apostólico a Kazajistán, del 13 al 15 del pasado mes de septiembre, para participar en el VII Congreso de Religiones Mundiales y Tradicionales que se celebró en Nursultán, la capital del país. Un país que quiere ofrecerse como puente entre Asia y Europa, “un país del encuentro”, como dijo Francisco.

Fue muy importante el discurso del Papa ante los 80 líderes religiosos de diferentes credos, pidiendo el trabajo y compromiso “bajo el signo del diálogo que tiene un valor más precioso durante un período tan difícil al que, además de la pandemia, se agrega el peso de la locura insensata de la guerra”.

Vatican Media “Artesanos de comunión”

En este viaje, el Pontífice señaló cuatro grandes desafíos que, a su juicio, todos los credos religiosos pueden compartir para trabajar y conseguir un mundo más justo. Así convocó a todos a luchar contra la pobreza, defender la paz, insistió en la acogida fraterna especialmente de los migrantes, y volvió a insistir en el cuidado de la Casa común.

Y, como ha insistido en otras ocasiones, Francisco volvió a subrayar que “el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otra incitación al odio, a la hostilidad, a la violencia y a la guerra, cualquier motivación u objetivo que se propongan no tiene relación alguna con el auténtico espíritu religioso”. Nunca, para el Papa, la religión puede ser justificación para la guerra o la violencia. “Que lo sagrado no sea apoyo del poder y el poder no se apoye en la sacralidad”, dijo con fuerza, pues solo “el diálogo, las negociaciones pacientes” son los medios para resolver los conflictos.

Así, en la lógica del papa argentino, las personas religiosas, especialmente los líderes de los distintos credos, pueden (deben) ser “artesanos de comunión, testigos de una colaboración que supere los cercos de las propias pertenencias comunes, étnicas, nacionales y religiosas”. Conservando la identidad de cada uno de los grupos, pero abiertos “a la valentía de la alteridad”, siendo prójimos de todos.