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Jóvenes vidas vocacionadas VIDA SALESIANA COMO ESPOSO Y SALESIANO COADJUTOR

Vida salesiana como esposo y salesiano cooperador

Isaac Ramos es un joven onubense que, después de varios años preguntándose que era lo que Dios quería de él, ha encontrado una respuesta: formar una familia cristiana y ser salesiano cooperador.

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Isaac Ramos Viejo nació el 19 de octubre de 1987 en Huelva, en una familia cristiana. Es el más pequeño de 3 hermanos. Tras acabar el bachillerato, hizo el grado superior de audiovisuales y espectáculos. Está casado con Rocío (antigua alumna), tiene una hija de 2 años (Adriana) y trabaja como policía nacional. El 5 de febrero, en la Casa Salesiana de la Santísima Trinidad, junto a otros aspirantes, hizo su promesa como salesiano cooperador, después de 6 años preparándose para este momento.

La historia vocacional de Isaac se remonta a su infancia, cuando tenía 13 años, época en la que los salesianos de Huelva se hicieron cargo de la parroquia de su barrio. Él mismo lo recuerda: “Todo se inició por 2001, cuando la congregación salesiana se hizo cargo de la parroquia de mi barrio, y mandó allí a don Miguel Moreno, un salesiano popular y dinámico. Él me enseñó lo que era el carisma salesiano, el método preventivo, el estar con los jóvenes, y lo que era conocer a Dios a través de la ayuda a los demás. Esos años los recuerdo como algo precioso y bonito”.

Don Bosco, su referente

A partir de aquí, comenzó a participar en los grupos de fe, encuentros, campamentos de verano e incluso en encuentros vocacionales, y a conocer el mundo y el carisma salesiano. Al concluir la ESO, pidió entrar en el aspirantado para ver si Dios lo estaba llamando para ser salesiano. Estuvo 2 años en Cádiz; y luego, año y medio en Granada. Fueron meses intensos, donde maduró y realizó un discernimiento profundo a través del cual descubrió lo que Dios quería de él: “Allí conocí más en profundidad a Dios, tuve más encuentros diarios con Él, en retiros espirituales, que hicieron que esa gran amistad de padre e hijo que yo estaba viviendo, se hiciera más fuerte. Fueron años donde mi formación cristiana se intensificó. Descubrí el espíritu salesiano en su máximo esplendor porque mi vida, aparte de estudiar, era la de aprender de la vida de Don Bosco y la obra que realizó”.

Tras esta rica experiencia, volvió a Huelva, se incorporó a la pastoral de la casa, y continuó discerniendo su vocación. Aquí conoció a los salesianos cooperadores, que lo invitaron a entrar en un grupo de aspirantes. Fue cuando, por fin, descubrió cuál era el plan de Dios para él: ser esposo y ser salesiano cooperador.

Isaac se siente muy feliz con sus dos vocaciones. Profesa un gran amor a Don Bosco. Le gustaría tener un corazón tan grande y generoso como el suyo. Ve a los jóvenes actuales con muchas necesidades, sobre todo, de cariño y atención: “A los jóvenes de hoy en día, por lo que he podido ver o lo que percibo en mi trabajo, les hace falta recibir cariño”. Y concluye afirmando que el carisma salesiano es de actualidad y necesidad en la Iglesia.

Jorge Juan Reyes, sdb