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Tema central FORMACIÓN, SINODALIDAD Y ECOLOGÍA INTEGRAL, OPCIONES DEL CG XXIV DE LAS SALESIANAS

Formación, sinodalidad y ecología integral, opciones del CG XXIV de las Salesianas

Concluido el Capítulo General XXIV de las Hijas de María Auxiliadora, es el momento de compartir cuáles han sido las llamadas de Dios que han emergido desde la reflexión, la oración y el compartir la vida. Son llamadas que nacen desde la contemporaneidad y desde la experiencia de la COVID-19, como nuevas oportunidades para el futuro del Instituto. La pandemia nos ha ayudado a ampliar nuestra mirada para ver más allá y en profundidad, con la confianza en la Providencia de Dios, que guía la historia y la abre a un nuevo futuro, como bien nos enseñaron Don Bosco y Madre Mazzarello.

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Sor Chiara Cazzuola fue elegida nueva Superiora General de las Hijas de María Auxiliadora en este Capítulo General que concluyó el 24 de octubre.

Sor Yvonne Reungoat y Sor Chiara Cazzuola, anterior y nueva Madre General del Instituto, con las tres salesianas españolas capitulares. El Capítulo ha sido un evento carismático que nos ha llevado a hacer experiencia de fe y a vivir en una escuela de formación. El Espíritu Santo ha estado presente en todo momento y ha guiado con sabiduría nuestras reflexiones, decisiones y orientaciones.

La asamblea capitular se ha dejado interrogar sobre la “calidad” de nuestra presencia desde el evangelio de las Bodas de Caná. Fijamos la mirada en la presencia de María, presencia que se pone a la escucha, que camina junto a, presencia comunitaria en salida y en red. Miramos la realidad de nuestro mundo –en el que con frecuencia falta el “vino bueno”– desde la óptica de la presencia de María, que genera vida, es mediadora y Auxiliadora para la humanidad.

En el documento capitular ha quedado reflejado como todas las comunidades educativas, estamos invitadas a asumir una nueva pedagogía vocacional, que nos permita descubrir y vivir nuestro propio proyecto de vida.

En este momento histórico para nuestro Instituto hemos evidenciado el reto de seguir viviendo la belleza de nuestra vocación de Hijas de María Auxiliadora. Asumimos este desafío, que nos lleva a vivir apasionadas por la presencia de Jesús; abiertas a la novedad de Dios como María; inspiradas por la primera comunidad de Mornese en salida y en comunión con el camino sinodal de la Iglesia; movidas por la fuerza generadora de vida y de comunión.

Durante el Capítulo General XXIV, en la experiencia de “caminar juntos”, entramos en un proceso de discernimiento espiritual y, como en Caná, acogemos el estilo de Dios que es una presencia dinámica y creativa, llena de ternura y misericordia que cuida a sus hijas e hijos.

Tres han sido las opciones que como Instituto asumimos de cara a la animación de todas nuestras obras en los próximos seis años: formación, sinodalidad y ecología integral.

Formación

Formarnos para testimoniar juntos la belleza de la vocación salesiana situándonos en un estado de formación continua, y para un renovado impulso vocacional. Él nos ama. Fijó su mirada en nosotros. Nos llama a compartir nuestra pasión por el Reino en la comunidad humana y eclesial.

Formación que nos lleva a aprender de la vida y a lo largo de la vida siendo fecundas, felices y testimoniando como comunidades los valores del evangelio. Esta elección nos invita a redescubrir la vocación como experiencia de encuentro con Dios, desde la escucha profunda y desde los procesos de acompañamiento y discernimiento. Desde ahí promover una cultura vocacional capaz de involucrar a toda la comunidad educativa invirtiendo fuerzas y recursos en una renovada pastoral juve-

nil sostenida sobre los pilares del acompañamiento y el discernimiento.

Sinodalidad

Asumimos la Sinodalidad misionera como una forma de vida que genera estilos nuevos de participación, animación y gobierno. Emprendemos este camino inspiradas por la comunidad en salida de Mornese y en comunión con el camino sinodal de la Iglesia que nos llama, como pueblo de Dios, a vivir la diversidad de vocaciones y carismas. Como comunidades educativas y Familia Salesiana acogemos la llamada a asumir una forma alternativa de habitar la contemporaneidad. Queremos hacerlo, en la perspectiva de la antropología relacional, base del carisma salesiano, desde el espíritu de familia y dando testimonio de la profecía de la comunión, creciendo en corresponsabilidad, subsidiariedad y planificación, a través de caminos de formación específicos.

Ecología integral

Nos comprometemos a escuchar el grito de los jóvenes, de los pobres y de la tierra para tomar decisiones evangélicas valientes como comunidades educativas en red, desde la perspectiva de la ecología integral. Asumida esta como camino de conversión, como una invitación a realizar gestos proféticos concretos que pasan por la dinámica evangélica del compartir. Solos juntos podemos preparar el futuro y dar esperanza a las jóvenes generaciones, reforzando la formación en línea con la Doctrina Social de la Iglesia.

Sabemos que la educación tiene una gran fuerza generativa y queremos seguir realizando con audacia y valentía la misión que el Señor nos confía a través de la invitación: Haced lo que Él os diga. Estas palabras nos recuerdan el mensaje que Jesús dirigió a Don Bosco: Yo te daré la maestra y el encargo a María Mazzarello: A ti te las confío.

Recordamos lo expresado por nuestra Madre General, Sor Chiara Cazzuola, en las palabras conclusivas que dirigió a la asamblea capitular: “Como educadoras salesianas sabemos bien que para preparar el futuro y actuar procesos de cambio debemos cualificar cada vez más la formación y la misión educativa. El futuro de la humanidad y de la casa común dependen de esto. Es

Grupo de las 172 capitulares que dieron forma al Capítulo General 24.

Charo Ten y Paloma Bravo junto a la antigua inspectora en España, María del Rosario García, que fue elegida Vicaria General del Instituto.

un gran desafío cultural, espiritual y educativo que implica largos procesos de regeneración, pero requiere gestos concretos, sobriedad de vida, responsabilidad con el medio ambiente y con cada persona en un verdadero espíritu de fraternidad”.

Y recordando las palabras del papa Francisco, nos animó a “reafirmar el compromiso de ser Comunidades misioneras, en salida, prontas a anunciar el Evangelio en las periferias, con la pasión de las primeras Hijas de María Auxiliadora. Una pasión “impresionante” que “asombraba” y atraía a los jóvenes, una pasión que se expresaba en una santidad sencilla y simpática que fascinaba, incluso sin hablar”.

El papa Francisco –que tuvo el emotivo detalle de hacerse presente en el Capítulo– nos animó a continuar con entusiasmo nuestra misión entre los jóvenes y las jóvenes: “Sed comunidades generativas, ‘mujeres de esperanza’ (…) Vosotras lo hacéis a partir de la identidad salesiana, con el estilo salesiano: especialmente la escucha, la presencia activa, el amor a los jóvenes”.

Aunque no siempre sea fácil, es una invitación a releer nuevamente la exhortación apostólica Christus vivit en la que encontraremos orientaciones seguras en sintonía con el carisma salesiano. ¡Es la hora! Con María queremos ser presencia que genera vida. Con Ella bajamos a Cafarnaún junto con los jóvenes y con toda la Familia Salesiana para compartir vida y misión, siguiendo la estela dejada por tantas hermanas y seglares a lo largo de los 150 años de historia del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.

Paloma Redondo, fma

Experiencia capitular de Charo Ten y Paloma Bravo

El Capítulo General XXIV lo hemos vivido con un fuerte sentimiento de gratitud a Dios y a la Inspectoría por este regalo. Un regalo que se ha convertido en experiencia de comunión, fe, formación y carisma.

Damos gracias a la Familia Salesiana que nos ha acompañado con la oración, y valoramos la riqueza de las personas que nos han acompañado en la reflexión y en el discernimiento de la nueva Madre y su Consejo.

La realidad mundial marcada por un contexto de pandemia, la reflexión eclesial iniciada sobre la Sinodalidad, los 150 años de historia del Instituto han ayudado a vivir el Capítulo con novedad, con espíritu, dispuestas a dejarnos transformar.

Compartir la vida con hermanas misioneras adgentes presentes en el Capítulo ha renovado nuestra inquietud de ser misioneras más allá de nuestro entorno.

Con corazones abiertos El Espíritu Santo ha estado presente en todo momento. Él ha ido conduciendo este evento carismático a través de tantos signos de comunión en la diversidad, de escucha atenta, de serenidad, de desapego de las propias ideas. Alentando en nosotras una mirada y un corazón abierto, capaz de integrar las actuales llamadas de Dios para nuestro Instituto y vislumbrando cómo encarnar el carisma en los cinco continentes con vitalidad, entusiasmo vocacional, mirando el futuro con esperanza.

Los momentos de silencio y de reflexión, tanto personal como en las distintas comisiones, han hecho posible el ampliar la mirada y el acoger las distintas realidades inspectoriales, conscientes de que nos une la fe y el carisma.

Se han captado signos proféticos para el presente y el futuro. Como Don Bosco y Madre Mazzarello, hemos descubierto una vez más que es la hora. El Instituto tiene vida, la vida que aportan los jóvenes, las hermanas, las comunidades educativas… porque juntos, en sinodalidad, damos vida al carisma.

Todo es don, todo es gracia. María se ha hecho presente como en Caná y nos ha llamado a vivir en formación continua, a caminar juntos, a escuchar el clamor de tantas personas que necesitan nuestra presencia entre ellos.

Somos un Instituto lleno de vida. Vida hecha de vino bueno en tantos lugares, situaciones, ambientes educativos… Y seguimos sintiendo las mismas palabras de Madre Mazzarello: A ti te las confío.