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Jóvenes vidas vocacionadas JESÚS MARÍA ORTEGA

Jesús María Ortega: “Merece la pena encontrar la felicidad por medio de la vocación”

Jesús María nació en Nueva Carteya (Córdoba), el 10 de mayo de 1992, en una familia de agricultores. Después de hacer su 1ª Comunión, siguió vinculado a la parroquia participanDaniel Díaz-Jiménez do en la catequesis y en otras actividades. Nunca pensó en ser salesiano, pero su catequista y amiga sabía de los salesianos de Córdoba, a través de la ADMA y los Antiguos Alumnos, mantenía con ellos una buena relación y le propuso conocerlos. En ese momento, estudiaba 4º de la ESO. Mantuvo una entrevista con quien era el responsable de la animación vocacional de la Inspectoría de Sevilla, Jorge Juan Reyes, quién lo invitó a participar en un encuentro vocacional, en Sanlúcar la Mayor. Fue, y lo que allí vivió, le gustó mucho. Hablando sobre ese primer contacto con el mundo salesiano, dice: “Desde el

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Ordenación diaconal de Jesús María por manos de Mons. Carlos Osoro, cardenal arzobispo de Madrid, el 5 de junio de 2021 en Madrid. primer instante, me sentí acogido y muy a gusto”.

Al curso siguiente ingresó en el aspirantado de Cádiz para hacer el bachillerato y comenzar un proceso de discernimiento, que finalizó con la decisión de ir al noviciado, tras la conclusión de este. Hizo su primera profesión en 2012, y la perpetua, en 2019. Este pasado junio, recibió la ordenación de diácono, y finalizó los estudios de filosofía, teología y el master del profesorado. Ahora continúa ejerciendo su ministerio diaconal en Madrid, y al mismo tiempo, estudia un master en teología espiritual, en la Universidad de Comillas.

A Jesús le gusta la música, el cine, las series, pintar, cantar, viajar, pasear, quedar con los amigos y hablar de la vida.

“Jóvenes: sed valientes”

Está contento con su vocación. Su familia también. Se siente un enamorado de Jesucristo y Don Bosco. De este último dice que siente admiración por muchas de sus virtudes personales, como “su capacidad de darse cuenta de las necesidades de los jóvenes de su tiempo y dar una respuesta a ellas, su valentía para darse a los demás hasta el final, su forma de relacionarse con Dios y dejar que Él guíe su vida”. Su propia experiencia personal le lleva a decir a los jóvenes con inquietud vocacional “que no tengan miedo a plantearse la pregunta sobre lo que Dios quiere de cada uno, que sean valientes y confíen en sus corazones, que sean generosos y que se dejen invadir por el amor de Dios. La vocación es un camino para ser feliz y planteárselo merece la pena”.

Jorge Juan Reyes, sdb ief@salesianos.edu