2 minute read

Vivir la vida

«Y PARA SEGUIR VIVIENDO… HACE FALTA UNA SONRISA»

sí reza uno de los versos de un pasodoble de carnaval de uno de los más reconocidos autores y poetas de la ciudad gaditana y al que hemos perdido este año, Juan Carlos Aragón. En efecto, en un mundo en el que se han puesto de moda el enfrentamiento, la polarización, los muros y alambradas, y el aumento del racismo y la xenofobia, que hacen que el odio otra vez ande libre, la mejor forma de resistencia activa es una sonrisa. La sonrisa es un acto consciente que nos transforma y libera. Surge de lo más profundo. Pero al salir al exterior cambia por completo nuestro rostro haciéndolo más bello; A

Advertisement

nuestro estado de ánimo, haciéndonos más felices y nuestra actitud, haciéndonos más humanos.

Son incontables los estudios científicos que demues tran el impacto positivo de la risa en nuestra salud, física y psíquica. Reír a carcajadas durante unos minutos libera endorfinas y dopamina, aumenta el oxígeno en nuestra sangre y facilita la circulación mediante la activación de más de 435 músculos que se ponen en marcha al reírnos. Risa y sonrisa aumentan la autoestima, favorecen la resolución de conflictos en el trabajo en equipo y se convierten en la mejor medicina posible para quienes sufren (y son muchos) los males del alma en el siglo XXI.

La revolución de la sonrisa

Pero, además, para quienes somos cristianos y salesianos, la sonrisa es una de nuestras señas de identidad. Ha dicho el papa Francisco que “necesitamos cristianos sonrientes, no porque se toman las cosas a la ligera, sino porque son ricos de la alegría de Dios, porque creen en el amor y viven para servir”. Nuestro Don Bosco hizo además consistir la santidad en “estar siempre alegres”. Entonces, ¿por qué algunos cristianos se empeñan en fruncir el ceño? Llevo 3 años trabajando con talleres de risoterapia en centros escolares, con claustros de profesorado, en empresas, asociaciones, y compruebo los beneficiosos efectos de la risa en personas que lo estaban pasando realmente mal.

Quiero invitaros a que os suméis a la “revolución rebelde de la sonrisa”. Ríe al despertarte, ante el espejo, en el ascensor, a la limpiadora de tu bloque, al panadero, ríe en familia, en el trabajo, en la Iglesia, con los jóvenes, a los mayores… Cada vez que lo hagas, iluminarás la vida de quienes te rodean sembrando esperanza con una cara bonita, porque para seguir viviendo “hace falta una sonrisa”.

24 • febrero 2020 Boletín Salesiano José Ramón Alcalá-Zamora y Pérez, SSCC Trabajador Social