Hoja dominical (12-06-16)

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hoja

dominical Arzobispado de Tarragona

12 de junio de 2016

XI Domingo del tiempo ordinario

www.arqtgn.cat n. 3.457

..... a los 4 vientos El amor en el día a día

E

s una pequeña anécdota real. Un matrimonio vivía en una casa con jardín. El marido murió de forma repentina y, como además era muy conocido por ser el médico del pueblo, mucha gente acudió al velatorio que era en la propia casa. A los pies del féretro la viuda había depositado una rosa. El gesto cobraba especial significado para quien sabía que durante muchos años, cuando había flores en el jardín, la mujer acudía al levantarse a buscar una para llevarla a la mesa de despacho de su marido. El amor matrimonial necesita ponerse de relieve en circunstancias especiales –una enfermedad, un contratiempo–, pero también en el día a día, como se expresa en la exhortación del papa Francisco Amoris lætitia. Para que este amor conserve su frescura inicial, y la aumente incluso, el Papa anima a los esposos a utilizar tres palabras clave, que ya recomendó otras veces: permiso, gracias y perdón. Son tres actitudes: la delicadeza al dirigirse al otro cónyuge, la gratitud por los pequeños servicios, que a veces no requiere de palabras sino que basta una caricia o una sonrisa, y saber disculparse por cualquier imperfección que haya podido molestar en la convivencia.

El amor matrimonial no puede ser fruto de la inercia, debe renovarse cada día

El amor matrimonial no puede detenerse, pues como el agua estancada, se corrompería. Tampoco puede ser fruto de la inercia, es decir de un apasionamiento inicial que tiene fuerza suficiente para durar toda la vida. Debe renovarse cada día, aunque no se expresará siempre de la misma manera.

Hay una maduración en el amor de los esposos. El primer impacto, caracterizado por una atracción marcadamente sensible, deja paso a la necesidad de percibir al otro como parte de la propia vida. Ya no solo es alguien que me gusta, que me atrae y hace feliz, sino alguien a quien veo como inseparable de mi propio destino. Respetando la intimidad del otro, ya son dos miradas que confluyen en un mismo objetivo: el amor y la atención a los hijos, en la mayoría de casos. Y siempre un acompañamiento en medio de las vicisitudes de la vida personal y social. El Papa repara también en que la prolongación de la vida en la época actual hace que se produzca algo menos común en otros tiempos: la experiencia de envejecer juntos a través de una mutua pertenencia que puede ser de cuatro, cinco o seis décadas. También en la ancianidad, cuando la pasión amorosa no es tan viva, hay la necesidad de elegirse una y otra vez. El amor auténtico no envejece, se refuerza.

† Jaume Pujol Balcells

Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado

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Las dos casillas, ¡mejor! Cuando marcamos las dos X en las casillas de asignación tributaria de la Declaración de la renta, un 0,7% de la base imponible de nuestra declaración del IRPF se destina a los fines que nos ofrecen tanto la asignación a favor la Iglesia católica como la asignación a favor de otros fines de interés social. Es importantísimo que nos acostumbramos a marcar las dos casillas. Este gesto no supone pagar más impuestos ni que nos devuelvan menos dinero, es un beneficio tanto para la Iglesia como para las entidades implicadas en atender a los más necesitados.


L

iturgia

Lecturas XI Domingo del tiempo ordinario

de la semana

Pecado y perdón

Ciclo C Liturgia de la Horas: Semana III

Dos temas fundamentales presentan las lecturas de hoy: el pecado del hombre y el perdón de Dios. David reconoce su pecado, pide perdón y Dios perdona a su siervo (1a Lect.). Jesús acoge a la pecadora y perdona sus muchos pecados porque ha amado mucho (Ev.). Pablo contrasta la Ley y la fe para decir que vive para Dios y su vivir es el vivir de Cristo (2a Lect.).

Domingo, 12: XI Domingo del tiempo ordinario [2Sam 12, 7-10.13; Salmo 31, 1-2.5.7.11; Gál 2,16.19-21; Lc 7, 36-8,3; o bien más breve: 7, 36-50 (LE/LH propias)]

Lectura del segundo libro de Samuel (12, 7-10.13)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2, 16.19-21)

En aquellos días, Natán dijo a David: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te ungí rey de Israel y te libré de la mano de Saúl. Te entregué la casa de tu señor, puse a sus mujeres en tus brazos, y te di la casa de Israel y de Judá. Y, por si fuera poco, te añadiré mucho más. ¿Por qué has despreciado la palabra del Señor, haciendo lo que le desagrada? Hiciste morir a espada a Urías el hitita, y te apropiaste de su mujer como esposa tuya, después de haberlo matado por la espalda de los amonitas. Pues bien, la espada no se apartará de tu casa jamás, por haberme despreciado y haber tomado como esposa a la muer de Urías, el hitita”». David respondió a Natán: «He pecado contra el Señor». Y Natán le dijo: «También el Señor ha perdonado tu pecado. No morirás».

Hermanos: Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley. Pues por las obras de la ley no será justificado nadie. Pues yo he muerto a la ley por medio de la ley, con el fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. No anulo la gracia de Dios, pero si la justificación es por medio de la ley, Cristo habría muerto en vano.

Salmo responsorial [Sal 31, 1b-2.5.7.11 (R.: cf.5d)]

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él y, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora». Jesús respondió y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». Él contestó: «Dímelo, Maestro». Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos

Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito y en cuyo espíritu no hay engaño. R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado. Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: «Confesaré al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R. Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación. R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor; aclamadlo los de corazón sincero. R.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (7, 36-50) Versión breve

Lunes, 13: San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia (MO) [1Re 21,1-16; Salmo 5,2-3.5-6.7; Mt 5, 38-42] Martes, 14: [1Re 21, 17-29; Salmo 50, 3-4.5-6a.11 y 16; Mt 5, 43-48] San Eliseo, profeta Miércoles, 15: [2Re 2, 1.6-14; Salmo 30, 20.21.24; Mt 6, 1-6.16-18] Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, virgen (ML) Jueves, 16: [Eclo 48, 1-15; Salmo 96, 1-2. 3-4. 5-6.7; Mt 6, 7-15] San Quirico Viernes, 17: [2Re 11, 1-4.9-18. 20; Salmo 131,11.12.13-14.17-18; Mt 6, 19-23] San Ismael Sábado, 18: [2Crón 24,17-25; Salmo 88, 4-5.29-30.31-32. 33-34; Mt 6, 24-34] San Marcos Domingo, 19: XII Domingo del tiempo ordinario [Zac 12,10-11; Salmo 62,2.34.5-6.8-9; Gál 3, 26-29; Lc 9, 18-24 (LE/LH propias)] ¿Cuál de ellos mostrará más amor?». Respondió Simón y dijo: «Supongo que aquel a quien le perdonó más». Le dijo Jesús: «Has juzgado rectamente». Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? He entrado en tu casa y no me has dado agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; ella, en cambio, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco». Y a ella le dijo: «Han quedado perdonados tus pecados». Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».

Edita: Arzobispado de Tarragona · Redacción y administración: Pla de Palau, 2 - 43003 Tarragona Directora: Anna Robert · Consejo de redacción: Mn. Joaquim Fortuny, Mn. Francisco Giménez y Santi Grimau Secretaria: Montse Sabaté ·Teléfono: 977 233 412 · Web: www.arqtgn.cat · E-mail: publicacions@arqtgn.cat Imprime: Torrell S.A. · D.L.: T-519-01


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